IZAKAYA HAN, DIEZ MIL HORAS PARA EL ÉXITO
Creo que no me equivoco si afirmo que todos en la vida, incluso los más conformistas, buscamos alcanzar nuestras metas, pero además, ser reconocidos o llegar, en definitiva, a transcender por algo. Unas veces por una cualidad personal, como la generosidad, el esfuerzo, la capacidad de trabajo o la empatía, otras veces tan solo por un físico, bien innato bien cultivado, y otras, por desarrollar una pasión que nos haga destacar de la multitud, desde la pintura hasta los negocios pasando por todo tipo de experiencias que acumulamos en esta vida y que nos hacen ser especiales.
He de reconoceros que este tema me inquieta, y desde que leí El Elemento de Ken Robinson, reflexiono a veces sobre qué me puede hacer diferente del resto. Supongo que no soy la única que se lo pregunta. Pero dejando de lado mi búsqueda interior, que tampoco viene al caso ponerse trascendental en un blog liviano de restaurantes, quería contaros una teoría que el otro día recordé leyendo una artículo, la de las diez mil horas para conseguir el éxito de Malcolm Gladwell. Este escritor comentaba en uno de sus libros que dedicando una media de 20 horas semanales a una tarea durante 10 años, se podía conseguir triunfar. La práctica constante, además de otros factores como la inteligencia o estar en el sitio adecuado en el momento adecuado, habían sido clave para que empresarios, escritores o científicos, fuesen reconocidos en la historia.
Lo que está claro, es que desde los Beatles, hasta Bill Gates, pasando por Mozart, todos han demostrado que dedicando muchas horas del día a hacer algo continuamente, finalmente aquello tenía su recompensa. Y es que ésta es precisamente la historia que hoy vengo a contaros, la del matrimonio coreano Mi y Han, ella y él.
Se conocieron en España, y tras una relación de noviazgo se casaron, dando a luz un pequeño restaurante en diciembre del año pasado, Izakaya HAN, o lo que es lo mismo, “La taberna de HAN”, en el mismísimo Barrio de Chueca.
Mi, con una experiencia total de 10 años, comenzó en su ciudad natal Kang WonDo, Corea, durante 2 años, y luego se trasladó a España donde ha estado 8 años como chef especializada en comida coreana. Y a este expertise se suma el de Han, con un total de 15 años de experiencia como chef en comida japonesa, en Seúl, donde estuvo como empleado durante 1 año, y Tokyo, donde se especializó en la universidad durante 7 años. Tras su trayectoria por ambos países se trasladó a España, donde también llevaba 7 años como chef en comida japonesa.
Así que si la regla de Gladwell es cierta, el éxito de este pequeño restaurante está más que asegurado. Y os estaréis preguntando, ¿qué diferencia a la cocina coreana de otras culturas como la japonesa? Pues básicamente, que se intenta cocinar alimentos al vapor o cocidos, usando aceites de oliva o de sésamo en lugar de aceites refinados industriales o de girasol. Otro de los ingredientes usados en los salteados son las salsas en lugar de abusar de los aceites, usando como ingredientes licores coreanos, o incluso vino.
Entrando en el detalle, las especialidades son ejemplos como el Kimchi, que es el plato nacional y que tuve ocasión de probar, algo así como una col china, condimentada y fermentada con pimiento, ají rojo molido o cebollas y presente en todas las mesas coreanas, pues incluso dicen, que previene el cáncer. Otro plato también típico es el Dolsot-Bibimpab, un plato muy completo en cuanto a nutrientes pues es un arroz con verdura, ternera picada y un huevo frito en una olla caliente de piedra, con salsa «Gochujang»(pasta de pimiento picante rojo) que se mezclan con el arroz. Cuanto menos, curioso…
Pero además, entre las especialidades coreanas, encontramos en la carta de Izakaya HAN Jeyuk Bokkeum con arroz o lo que es lo mismo, panceta salteada con salsa picante, Gyeran Malri o tortilla coreana de queso, o variedades de arroces con verduras, ternera o huevas de pescado.
Sin embargo, en la carta, muy extensa, se ofrecen también platos japoneses. Entrantes como el Tartar de salmón o atún, Edamame u Onigiris de atún con mayonesa. Otros platos clásicos son la Brocheta rebozada de cerdo o langostinos, Salmón teriyaki, Tallarines salteados con arroz el Tataki de atún o diversas Tempuras, y todos ellos desde 5 a 13 euros.
No podía día faltar el Sushi, pero en este caso flambeado, muy original y que no es evidente encontrar en otros establecimientos.
Asimismo, Nigiris de pez limón, caballa marinada o langostino dulce (2 piezas por unos 6 euros), Sashimi de atún, salmón o rodaballo (8 piezas por 13 euros), piezas de Makis (de anguila con pepino o de salón con huevas desde 5 euros las 6 piezas) y los míticos California roll, como el de salmón con queso y salsa de manzana, de Maki frito o estos que pedimos de salmón, cebolleta, huevas y aguacate (8 piezas desde 12 euros):
Según nos contó Han, la materia prima proviene de proveedores como Mercamadrid, pero también algunos más selectos japoneses o coreanos. Si vas por primera vez, puede ser recomendable que pidas el menú HAN, con Sopa Miso, Sushi, Sashimi, California Roll y Postre, todo por 15 euros, y que lo complementes con alguna especialidad coreana, para no arriesgar demasiado.
La carta de vino, es escasa, con tan sólo 7 referencias pero por supuesto, ofrecen sake y licores tradicionales de Corea. Eso sí, muy rico el postre que pedimos, este Bizcocho de té verde, hecho artesanalmente.
Pero si algo hace diferente esta taberna es su decoración. A cargo de Revalora, y con la ayuda de dos buenos amigos, Yoojin Kim (profesora de dibujo tradicional coreano) y Juan Kee Chun Ryu (profesional en la fotografía y
arquitectura.) para la decoración, nos sorprende con sus dibujos del “Viaje de Chihiro”, incluso en los cuartos de baño…
Un espacio alargado se distribuye en una zona versátil de mesas, otra zona más íntima con bancos para cuatro personas y una barra de sushi, donde Han trabaja a la vista de los clientes que se pueden sentar en los taburetes altos.
Materiales como cuerda de cáñamo, recreando pantallas semitransparentes, lámparas de cuerda con bombillas de filamento visto y de luz cálida, madera de roble, y acabados en bruto: yesos vistos, suelos lisos en pintura epoxi, madera de la estructura antigua…en definitiva, una decoración a simple vista sencilla, pero muy cuidada.
Restaurante desenfadado, diferente y divertido para salir de los clásicos de Chueca. Y aunque ya tengas sus diez mil horas de arduo trabajo a sus espaldas, les deseamos todo el éxito a Han y Mi con su nuevo proyecto!
Precio medio: 15 euros
Dónde: C./ San Bartolomé, 10
Tel.: 91 298 77 11