Bill apareció de repente, como una ráfaga de energía, presentándose de forma acelerada a mi amiga Elena y a mi con un singular acento entre francés, inglés, árabe y español, en su restaurante SHUKRAN, el libanés abierto en Casa Árabe hace unos meses. Nos resultó un hombre especial, de esos de negocios pero de mundo, de los de todas y de ninguna parte. Con una personalidad arrolladora, nos explicó que solía comer en Ten con Ten o en Sushi 99 y ...
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