Transcurría la cita de mi amiga Marta con una afable e inesperada - para estos tiempos que corren – normalidad el pasado fin de semana. Tras varios vaivenes premeditados al departamento de finanzas, seguidos de posteriores intercambios de furtivos mails y cadenas de WhatsApp, consiguió por fin que su Mr. Caballero Andante además de fichaje de la oficina, le invitase, por fin, a cenar. Fue él quien le propuso elegir el tan ansiado ...
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