Echando la memoria atrás, la poca que me queda y que nutro a base de doparme a pastillas de Dememory, me vienen retazos de mi etapa hincando el cayo en L’Oréal. De mi paso por la multinacional de cosméticos en su Departamento de Comunicación me llevé muchas cosas buenas, además de un armario lleno de productos de belleza y de un inesperado número de visitas a casa cuando por navidad llegaba ...
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