Había una vez, allá por los años 60, una Gran Tasca. Situada en la calle Ballesta del barrio más castizo de Madrid, sus platos eran degustados por la realeza, políticos o nobles. Personajes populares, toreros o artistas del pasado acudían a probar su cocido y frecuentaban el establecimiento. Pero había también otra pequeña Tasca, la De Enfrente. Apodada así con la humildad de estar situada en la acera opuesta y a ...
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