Me levanté con varias llamadas de Juan en el móvil. “Llamameeee”, decía un mensaje escrito a la desesperada a primera hora de la mañana. Era el jueves de puente y ese día había decidido dormir más de lo normal, sin haber llegado a percatarme aún de que el mundo se estaba acabando a mi alrededor. Mi amigo me hablaba jadeando, con palabras aceleradas. “Necesito que me recomiendes un mexicano!!!”. Se trataba ...
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