Mario es mi mejor amigo de la infancia. Mis primeros recuerdos con él son los de una foto en la que aparecíamos disfrazados de Adán y Eva en la fiesta anual de la urbanización. Nos llevaban juntos al colegio, y mientras él me llamaba quejica yo le llamaba chivato. Nos queríamos y nos odiábamos a la vez. Compartimos noches de canguro cuando nuestros padres salían a cenar, jugábamos a las ...
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