Jaime llegó a las 17h30 de la tarde. Era un jueves y como otro día cualquiera de invierno hacía frío, así que decidió abrigarse con una bufanda, proveerse de algunas revisas, su iPhone cargado de música y, novela en mano, ponerse a hacer la cola. La hazaña era complicada: conseguir 4 taburetes de los 8 que hay en NAKEIMA, con el fin de no cenásemos de pie con dos amigos también gastrónomos empedernidos aquella ...
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