NAKEIMA, EL ARTE DE HACER LA COLA
Jaime llegó a las 17h30 de la tarde. Era un jueves y como otro día cualquiera de invierno hacía frío, así que decidió abrigarse con una bufanda, proveerse de algunas revisas, su iPhone cargado de música y, novela en mano, ponerse a hacer la cola. La hazaña era complicada: conseguir 4 taburetes de los 8 que hay en NAKEIMA, con el fin de no cenásemos de pie con dos amigos también gastrónomos empedernidos aquella noche.

La primera pareja llegó a las 18h30 y a eso de las 19h30, los agraciados 20 comensales que ese día disfrutarían de la cena, ya habían ocupado todas sus posiciones. Primero llegó Luis, uno de los dueños que encantador les ofreció unas galletas francesas. Después Mae, la camarera asiática que antes trabajaba en una tienda de surf, y les paso lista. Y así sucesivamente, hasta que a las 21h en punto abrieron sus puertas y les dejaron pasar.

Mientras tanto, mucha gente apareció esperando ser el afortunado, pero, lamentablemente, esa noche, una vez más, el aforo estaba completo.
NAKEIMA no admite reservas y ni siquiera tienen un teléfono fijo. Cada noche, sólo cenan 20, ni más ni menos. Aunque comas en media hora porque después vas al teatro como el caso de una pareja alemana que también estaba en la cola. Sólo 20. Muchos críticos gastronómicos o famosos han intentado ir, pero en el restaurante no hay influencias ni se permiten sobornos de ningún tipo, aunque metas dinero en su hucha que recolecta «para taburetes».

Dos mesas altas y una barra de la calle Meléndez Valdés del barrio de Argüelles, es todo lo que, a simple vista, ofrece la taberna asiática de NAKEIMA.

Arriba, el local en obras donde aún no se ha invertido en comedor y abajo, un local de kebabs de barrio reconvertido en dumpling bar, con barra asiática y cocina vista. Cuanto menos curioso, pues sin embargo, todos los amantes de la creatividad gastronómica que esperamos por una vez no encontrar “más de lo mismo” nos peleamos por ir.

Pero como todo esfuerzo tiene después su recompensa, nosotros SÍ conseguimos cenar, gracias a la proeza de Jaime en la barra de NAKEIMA (GRACIAS!) y, además, con taburete. Hubiese dicho que cuando me senté en el mismo me parecía estar en el lugar más acogedor del mundo, porque aquel asiento había merecido la pena.


Podréis intuir que NAKEIMA, en gallego on fire, como su todo su equipo de chefs, no es un restaurante al uso. Ni tampoco sus cocineros. Llevan piercings, perillas, visten con una sencilla camiseta negra de algodón, te tutean y no tienen pelos en la lengua. Se podría decir que son artistas urbanos de la cocina. Se respira el buen rollo.Hablas con Gonzalo, el cocinero principal, que junto a Luis (sí, el de las galletas) ha montado el chiringuito, y te dice que ha estado trabajando en DiverXo o en el Cenador de Salvador. Roberto, el segundo en cocina, te cuenta que mamó la cocina de Perú en Malabar o Maido y que a su vuelta a España estuvo en los fogones de Nikkei 225. Luego aparece otro cocinero y te comenta que ha estado trabajando en Japón, el otro tiene sus orígenes en el Celler de Can Roca y así durante toda la noche.

Sin duda, la sombra de todos los restaurantes punteros se erige sobre NAKEIMA. Y todos y cada uno de ellos de estos JASP (jóvenes aunque sobradamente preparados) de la gastronomía disfrutan con pasión y te describrn en detalle cada una de sus «obras de arte». Se diría incluso que no trabajan por dinero, sino para crear. Son esa nueva generación de bohemios de la cocina que han sabido entender que lo que el cliente busca no es sino una experiencia gastronómica, dejando de lado todo lo superfluo. Y eso es precisamente NAKEIMA. Los comparan con la barra de StreetXo en el Gourmet Experience del Corte Inglés de Callao del que ya os hablé en otro post, pero ni falta que les hace.
Por eso, la carta escrita a mano en la pizarra, eso sí, con buena letra y cerca de 20 platos, cambia cada día y siempre propone algo original. Cuando ves que aún no han podido invertir en cartas de papel, manteles o servilletas, y que son 7 camareros para 20 comensales, ya intuyes que aquella va a ser otra historia y, sobretodo, una cena de lo más callejero y underground.

Si consigues plaza en NAKEIMA, no te esfuerces en entender el nombre de los platos. Déjate asesorar, como hicimos nosotros y probar lo que te propongan. Dudada si contaros o no la descripción de mi festín como acostumbro porque la experiencia consiste en descubrirlos en el momento, pero creo que bien merece la pena.
En nuestro caso, nos sacaron, así para empezar, unos Rollitos de masa hecha artesanal harumaki con col china, zanahoria, brotes de soja, shitake y takuan y cubierta con salsa chilli garlic….mirad que pintaza!

También, dos tipos de Nigiris que ya ilustraban la fusión Oriente y Occidente presente en todos los platos, uno ibérico con panceta ibérica ahumada con picada de tomate y cilantro y otro de vieira, con puré de albedo y yuzu. Cuando ves que el cocinero saca el soplete delante de ti, adviertes que aquello empieza a animarse. No sabría explicaros que es el albedo o el yuzo pero lo cierto es que aquello estaba espectacular.

También degustamos el Wonton de gambas, un dumpling frito de gambas y bisque de sus cabezas y un rollito de masa harumaki con col china, zanahoria, brotes de soja, shitake y takuan, con salsa chilli garlic. Ahí queda eso.

Otro plato sorprendente fue el “Palo”, una brocheta hecha con tallo de lemon grass de pollo marinado pero con un curioso macerado de pimiento con ají amarillo y cacahuete. Y es precisamente el gusto a palulú del palo, lo que hace de este plato una creación única.
Y espectacular el Tataki de pez mantequilla, un lomo marinado en salsa de miso dulce, cocinado en la llama del wok con tobiko y cebolleta china.

Muy original también el Bocata de calamares, con pan bao elaborado también de forma casera, con tallarines de sepia al wok, alioli de ajo negro y negi:

y el Curry negro, un curry estilo thai pero curiosamente con tinta de calamar, verduras y puntillas salteadas y fritas.

Para rematar, nos dieron a probar unos Callos, como los clásicos de cualquier taberna, pero éstos era thai, curry rojo en vez de pimentón, a lo que habían añadido cacahuetes, tapioca, cilantro y un huevo de corral.

En relación al Postre…os dejo la foto de uno y os dejo con la intriga. Sin palabras.

Respecto a las bebidas, las propias, una considerada selección de vinos – nosotros nos pedimos un par de botellas de un buen Albariño – así como alguna ginebra Premium como la gallega Gin Mare. Más que suficiente, porque de lo que aquí se trata es de crear e innovar en los platos.
Se me olvidada, los precios van con decimales. El Bocata de calamares 3,5 euros, el Palo 4,6 euros, el Tataki de pez mantequilla 7,8 euros… porque son callejeros hasta en eso.
Espero ansiosa que terminen las obras de su comedor superior, donde ofrecerán dos menús, y que con suerte, compren una cafetera para hace café.
Mientras tanto, la taberna asiática de NAKEIMA permanece apta sólo para aventureros, cosmopolitas y demás amantes de la streetfood.
Si te atreves, suerte haciendo la cola.
Precio medio: 35 euros
Dónde: C./ Meléndez Valdés, 54
Tel.: 620 70 93 99 (si te lo cogen)
Facebook: NAKEIMA. NO tiene Web
Mapi, llevo tiempo queriendo ir, pero tras tu post ya es una necesidad vital!!! Eso sí, me armaré de paciencia y me llevaré una sillita de playa, como las que usan las señoras que se ponen días antes a hacer cola para el Cristo de Medinacelli, y mi kindle, para que el tiempo no pase demasiado lento.
Por cierto, para tu curiosidad, el yuzu es un cítrico que en Japón se usa como aquí usamos el limón. Y el albedo es la parte blanca de los cítricos que amarga cuando la comes, justo lo que queda entre la piel y la pulpa. Aquí solemos tirarlo, pero lo cierto es que si lo sometes a un proceso de cocción y luego lo trituras, te queda un puré con un sabor cítrico de lo más interesante. Es una de esas cosas que me da que vamos a ver cada vez con más frecuencia en restaurantes…
Gracias por tu post, un abrazo!
La comida de este restaurante debe estar a la altura de la mala educación de alguno de sus empleados.
Fuimos con mi hijo, que independientemente de su edad mide 1,50m así que ya se le presuponen ciertas habilidades y actitudes sociales. Un camarero salió a la puerta lo miró de arriba abajo y como si fuera un perro nos espetó: «¿Sabe comer? si no sabe comer no puede entrar».
Y acto seguido insistió: «¿Cóme mucho? si no come mucho no puede entrar.»
Pensaba que había una cámara oculta. ¿Qué forma de dirigirse a una persona es esa? Fue muy, muy desagradable. Mi hijo no entendía nada y nosotros menos, el pobre se fue de allí pensando que había hecho algo malo.
Me pregunto que clase de educación ha recibido este señor, o que tipo de soberbia le gobierna para dirigirse a un niño así.
Y además las 2 preguntas no pueden ser más estúpidas. Si no quieren admitir a niños es muy fácil: con decir «solo adultos» quedarían bien y nos ahorrarían pasar un momento bochornoso.
Además la cosa no quedó ahí. Mi marido fue a pedir explicaciones al interior del local, y como es francés, este señor también tuvo a bien hacer algún comentario de mal gusto, a propósito de su nacionalidad.
Resumen: trato discriminatorio para niños y franceses.
Menos mal que yo no hablé, porque soy andaluza y lo mismo me exige pronunciar bien la carta para poder comer.
La clase no está reñida con la educación pero si con la soberbia y la grosería.
Son un poco vacilones, pero no hay que tomárselo a mal. Seguramente le faltó un poco de pedagogía para haber explicado bien que es eso de «saber comer». De hecho hay muchos adultos que no saben comer en condiciones.
Digamos que son un poco estrictos con el formato y la verdad es que no les importa mucho perder clientes. Quiero decir, que no van a hacer un menú de niños ni nada por el estilo, ni a quitarle el picante, o tal o cual salsa.
Yo si me hubiesen llevado cuando era pequeño no creo que hubiera disfrutado mucho pero eso ya depende de cada niño.
Soy solo un fan y no tengo nada que ver con el Bar, es solo, que con ellos es lo que hay. Lo tomas o lo dejas.
Saludos
Bah, ni bueno ni malo. Mediocre normalillo con un poco de hype por la postiza y forzada escasez de oferta (o plazas). Más válido para contar que has comido allí que de disfrutar realmente de una comida original. He visto comida preparada de hacendado con mejor textura y sabores.
Restaurante original por toda la parafernalia que le rodea, pero son lentisimos, desde que acabamos de comer hasta que nos marchamos tardamos una hora y pico. Estuvimos esperando un postre mas de media hora y al final resulto ser el típico helado de ron con pasas de toda la vida, pero sin pasas ;-). Creo que la cuenta la pedimos unas 4 veces y encima nos la trajeron mal, no creo que sea tan difícil hacer una cuenta cuando hay 20 personas y todos comen lo mismo más o menos. Tened cuidado y revisadla porque no fue la única que estaba mal.
Nunca suelo comentar ningún post y menos responder a los comentarios que realizan otras personas pero me he quedado alucinado ante el trato que recibisteis y sobre todo, que lo tuviese que presenciar tu hijo… ¡Qué vergüenza y qué falta de todo, la verdad! Siento mucha lástima cuando en esta clase de sitios tratan así a los clientes puesto que son éstos los que les dan de comer y como dice el dicho no muerdas la mano que te da de comer.
Y no quería hacer mención a la persona que te responde pero es que ha sido lo que me ha animado a contestar y escribir en este post. Me parece vergonzoso y una desfachatez y siempre me lo parecerá la chulería y la tontería de «es lo que hay, lo tomas o lo dejas». Habrá gente que no sepa comer o que no sabe comer porque no se ha podido permitir el viajar por todo el mundo y conocer todas las pijadas de comidas fusión que muchos hemos tenido la suerte de experimentar pero más triste es no saber lo que es la educación o carecer de ella…
Solo espero, María, que no vuelvan a tratar, más bien a ningunear, a tu hijo en ningún sitio como le trataron en este lugar…
Yo le hubiera puesto una reclamación Oficial en ese momento.