VALLADOLID, MUCHO MÁS QUE PINCHOS
He tenido que esperar a las vacaciones para poder tomarme el tiempo de escribir un post para mí importante y con la calma que se merece. Y es que llevaba tiempo queriendo compartir con vosotros algunos de mis conocimientos gastronómicos más preciados y que he ido acumulando en estos últimos dos años sobre una ciudad a la que tengo especial cariño: VALLADOLID.
Es difícil resumiros todo lo aprendido de mi familia de adopción castellanoleonesa y especialmente de mi chico Abraham que como sabéis es de allí. Pero la suerte me ha dado los mejores maestros que me han enseñado que Valladolid es mucho más que la cuna del lenguaje castellano. Porque si bien conocía la ciudad por su tradición de pinchos, es cierto que en nuestras diversas visitas he tenido la ocasión de sumergirme mucho más en la impresionante oferta gastronómica que hay en esta ciudad en la que además de mucha historia, también hay mucho de gastronomía.
Si por algo debo empezar este artículo, sin duda sería por el pan, que en Valladolid es toda una religión y como tal tiene denominación de origen e incluso un museo que está en el pueblo Mayorga de Campos.
El más popular es el lechuguino, al que debo dedicar un párrafo especial haciendo honor a mi padre, pues es su favorito. Es por todos sabido que en Valladolid el aspecto es muy importante, y también el del pan. Así, el nombre proviene precisamente de la cuidada imagen del mismo con el dibujo de una flor en la parte central de su corteza.

«Lechugino» es el nombre que se les daba a las personas excesivamente arregladas, y fue tomado por este rico manjar elaborado con harina de trigo candeal y de corteza fina, ligeramente dura y con miga blanca y refinada. Si te acercas por la ciudad, puedes adquirirlo en cualquier panadería. Una con mucho renombre aquí es LA ESPIGA que se encuentra al comienzo del Paseo Zorrilla, la arteria principal de la ciudad.
Destacan en Valladolid varias cafeterías típicas. Anota el CAFÉ LION D’OR y el Café CONTINENTAL en la Plaza Mayor. Otro sitio para tomarse un café o una primera copa es una galería comercial llamada PASAJE GUTIÉRREZ, con varios sitios de interés como LA NEGRA FLOR.
Pero si por algo es conocida esta ciudad con solera, eso es por sus pinchos. Para mí, hay dos imprescindibles y seguro conocidos ya por muchos de vosotros. Por un lado, VILLA PARAMESA, donde sí o sí tienes que probar su pincho más famoso y que ganó el Campeonato Provincial de Pinchos de Valladolid en 2014: el “K1”, un picho que se compone de ceviche de sardina, alga kombu y ajo negro. Además, otro pincho diferente es el llamado “Los tres cerditos” que es un lingote de cochinillo a baja temperatura con tres salsas, ponzu, ajoblanco y pibil. Si prefieres algo menos innovador o compartir alguna ración, no dejes de probar la carrillera ibérica con regaliz y pera así como el lechazo confitado.

El segundo imprescindible para pinchos de Valladolid es LOS ZAGALES y probar su conocido pincho trampantojo “El tigretostón” que ganó el Campeonato Nacional de Pinchos de Valladolid en 2010, una creación muy especial que representa muy bien el ingenio gastronómico que hay en la ciudad.

Y si te animas a seguir de pinchos, tienes además otros interesantes: LA CRIOLLA donde degustar unas ricas mollejas de lechazo, LA GARROCHA donde te recomiendo alguno de estos dos: el crujiente de manitas con salsa de higos o el ravioli crujiente de pato y setas y tampoco puedes obviar una visita a EL CORCHO para probar su mítica croqueta de bacalao.
Pasando a la sección de los restaurantes más destacables de la ciudad del Pisuerga, destaca sin duda 5 GUSTOS. Aquí encontramos a una cocinera que a está dando mucho que hablar, Palmira Soler, proveniente de Castellón y una de las chefs con más proyección de Castilla y León. De hecho, Palmira se ha curtido por cocinas de nivel como la de ABADÍA RETUERTA LE DOMAINE cuando lo asesoraba Andoni Aduriz. No en vano, ganó el Pincho de Oro en el Campeonato Provincial de Pinchos de Valladolid en 2017 con una crema con galera (un crustáceo de su región de origen). Sus arroces como los melosos de carabinero o chipirones así como el ibérico con verduritas merecen ya solo visita a su establecimiento. La chef propone una cocina mediterránea, elegante y con mucho sabor que se puede degustar en su restaurante que tiene también opción de tapeo.

Por otro lado, TRIGO lleva el blasón de ser el único restaurante de Valladolid con estrella Michelin por lo que no podía faltar en este listado. A pesar de que tengo pendiente una visita para conocerlo pues no ha cuadrado en mis recientes escapadas a la ciudad, todas las personas de mi entorno me lo han recomendado fervientemente. Desde 2017, el cocinero Víctor Martín y su mujer, Noemí Martínez, sumiller y responsable de sala, proponen una carta con base tradicional de la despensa de Castilla y León y toques contemporáneos.

Otro de los restaurantes que sí tengo a muy bien recomendaros es SUITE 22 RESTAURANT & GIN-CLUB, un restaurante del que no había oído hablar y con el que recientemente me sorprendieron. Por eso, me vais a permitir que me detenga un poquito más en el mismo. Lo primero que llama la atención al llegar es que el local se ubica en las antiguas caballerizas de un Palacio del siglo XV manteniendo intacta la construcción, por lo que ya de por sí es algo diferente, pues a lo antiguo le han añadido pinceladas vintage y de vanguardia.

Pero si el espacio llama la atención, más aún la carta, en mano de Emilio Martín, su propietario, cuya amabilidad se extiende también en el resto del servicio. Su concepto es muy personal, proponiendo una oferta de calidad con aires de fusión. Propone menús degustación con ingredientes autóctonos, pero también de otras cocinas del mundo, dando como resultados platos como el foie caramelizado con agridulce de trompeta amarilla, exquisito, o su huevo a baja temperatura, patata caramelizada y trufa de verano, otra de las especialidades. Sin duda, una cocina diferente y sin normas con la que dejarse llevar y solo disfrutar. Además, recientemente ha ganado el Campeonato Provincial de Pinchos de Valladolid 2019, con un buñuelo colombiano de sopas de ajo, una muestra más de la creatividad que puedes encontrar en este restaurante.

Otros comedores muy recomendables son DÁMASO, que cambia el menú degustación cada mes con verduras, hongos y opciones de carne y pescado y MIGUEL ÁNGEL, el clásico de los clásicos y con un salpicón de marisco y dorada a la sal imprescindibles. Y si lo que buscas es lechazo, un asador muy típico es EL FIGÓN DE RECOLETOS donde pedir los cuartos de lechazo y las chuletillas o riñones a la brasa.
No puedo dejar de mencionar tampoco las pastelerías de la ciudad, con dos grandes iconos. Por un lado MARO VALLÉS, antes llamada Palacios, reconocida por sus tartas clásicas, como la de yema y nata, la favorita de Abraham, y que incluso tuvimos que encargar para que en nuestra boda no faltase. Por otro lado, está BELARIA, que ofrecen unas pastas de té muy especiales y originales, así como unos bombones helados espectaculares.

Espero que este recorrido por el Valladolid más gastronómico no se os haya quedado corto. Aun así, ya sabéis que tenéis a tiro de piedra también otro de mis destinos foodies más fetiche, el hotel gastronómicos ABADÍA RETUERTA LE DOMAINE, del que tenéis más información en este otro post de mi blog, y que bien vale visita. Os dejo aquí asimismo un artículo de la revista Traveller que me ha gustado mucho y que también os puede interesar.
Y es que Valladolid bien vale una misa, o una visita.