80º GRADOS, SUBE LA TEMPERATURA EN MALASAÑA
Conocí hace tres años este restaurante en el barrio de Las Tablas, y aunque por aquel entonces aún era gastrónoma amateur recuerdo que me sorprendió gratamente por su oferta de miniplatos originales y una calidad-precio muy honesta.
Con el fin de que muchos de vosotros no me tildéis de ser demasiado bondadosa con algunas de mis recomendaciones, lo cual no es sino buscar aquello destacable que todos o casi todos los comedores tienen, no os esperéis grandes tapas de autor donde una zanahoria en realidad es un huevo o la aceituna se evapora en la boca, ni vivir una experiencia gastronómica imborrable que os marque el resto de vuestra vida, pero sí un establecimiento honrado donde disfrutar de unas tapas algo más curiosas de lo habitual a un precio respetable y en el centro de Madrid.
Porque el restaurante 80 Grados acaba de abrir su segundo local en Malasaña, tras el éxito de su hermano mayor en el extrarradio. Lo diferencial de su propuesta lo indica su propio nombre: una técnica de cocción a baja temperatura por debajo de esos 80 grados, para preservar los nutrientes y las proteínas de los productos sin que estos pierdan su sabor original. Y todo esto, en tamaño XS, o lo que es lo mismo, miniatura, ofreciendo más allá de primeros y segundos, platos de «alta» cocina en porciones pequeñas. De hecho, detrás de la carta se encuentran los chefs José Manuel Vidal y Óscar García, curtidos en la escuela de Luis Irizar en San Sebastián y curtidos con Arzak o Hilario Arbelaitz.
Algunos ejemplos de sus plantos, todos entre 4 y 6 euros, son, entre los fríos, ensaladas como la ensaladilla rusa verde, verde, el steak tartare con helado de mostaza y parmesano (en la foto), el salmorejo con helado de parmesano o la coca de sardina ahumada, aguacate, tomate y aceituna calamata.
Y entre los calientes, el bocadillo 80 Grados, también el de calamares, la tosta de hojadre, ragout de champiñones y foie a la plancha o la XS Burguer (en la foto):
Además, el plato más solicitado, el huevo trufado con patata:
Además, miniraciones como las bravas o los fingerchips de pollo con salsa de miel o mostaza:
Respecto a los postres, destaca la leche con galletas y chocolate (como ellos dicen, mejor no preguntes y pídelo) o la galleta oreo con helado de caramelo. Todos los postres cuestan 4,70 euros, más caro en relación a los miniplatos.
Curioso encontrar también cartas especiales para embarazadas, donde figuran los platos de la carta normal que una embarazada puede tomar o se indican quitando un determinado ingrediente de ese plato para que lo pueden tomar. Y por último, respecto a los vinos, una carta modesta, con Tagonius Roble 2011 de Madrid o un Atelier Verdejo 2011 de Rueda.
La decoración del local se vuelve malasañera, y abandona el vanguardismo del de Las tablas para generar un ambiente más retro de ladrillo visto, sillas eames, velas y madera sobre fondo blanco, con una iluminación que aporta calidez.
Además, en la carta puedes encontrar cócteles, desde su particular Dis-tinto de verano con espuma de limón o su Daikiri de fresa natural hasta los ya clásicos vodkas y ginebras Premium. Y como es lógico, un menú del día de 3 platos con bebida y postre, desde 12,50 euros hasta 13, 80 euros.
¿Alta cocina? Quizá excesivo. En definitiva, cocina tradicional contemporánea en Malasaña, como ellos mismos se definen, a un precio asequible para una cena informal con tu pareja o improvisada con amigos.
Precio medio: 2o euros
Dónde: C/ Manuela Malasaña 10
Tel: 91 445 83 51
no conozco el de malasaña, pero si el de las tablas, y es un sitio absolutamente recomendable!!
perfecto para gente joven y por experiencia para los mayores también, se ajusta a cualquier bolsillo dándote la oportunidad de comer lo de siempre, lo que mas nos gusta, pero de manera diferente!
siempre que puedo repito!!
la hamburguesa..no he probado mejor carne en mi vida, y el postre de galleta chocolate….
sin palabras! increíble!
enhorabuena por el post!
Acudimos 2 veces a este restaurante en la calle Dos de Mayo, puesto que al leer las críticas nos apeteció probarlo.
La primera vez que fuimos el ambiente nos resultó agradable, la música ambiente suave, la comida pese a ser escasa está bien cocinada y el precio un poco caro para lo que se ofrecía.
En la segunda vez fuimos con motivo del día de los enamorados, reservamos mesa con varios días de antelación, y nos ofrecieron una mesa con horario restringido de 13:30 a 14:15 h, puesto que el resto de horarios estaba todo lleno. No nos importó acercarnos tan temprano, lo que nos disgustó fue el nivel acústico de la música ambiente. Como nos era imposible entendernos en un tono audible, le indicamos a la camarera que bajara el volumen a lo que nos contestó que no se podía bajar puesto que estaba configurado para que no se pudiera tocar. Como la música estaba a un volumen exagerado, lejos de lo que se podría entender como romántico, íntimo y acogedor, nos levantamos de la mesa para dar una queja a la encargada. Ésta nos dijo textualmente que no se podía bajar puesto que era un «disco restaurante» y que si queríamos podíamos cancelar la reserva puesto que ya lo tenían todo reservado.
Como es lógico nos fuimos con la sensación de haber sufrido un mal servicio por parte de esta empresa y con la promesa futura de no volver. Esta actitud nos costó estar 2 horas mirando restaurantes en la zona para terminar comiendo en cualquier sitio, muy lejos del sitio especial que buscábamos en ese día. ¡Gracias por amargarnos el día señores de 80 grados!
Personalmente no lo recomiendo, más cuando tienen esta política de desatención y burla al cliente.