SOBRE YAKITORO, CHICOTE Y SUS BROCHETAS
Me viene a la memoria, tendría veintipocos años, cuando por primera vez fui al restaurante PandeLujo a comer. Por aquel entonces, mi sueldo no me permitía pegarme grandes homenajes así que eran contadas las ocasiones en las que iba a buenos restaurantes más allá de pinchos de tortilla de Laterales o ensaladas Louisianas en VIPS. Creo recordar que era el cumpleaños de mi madre, que me corrija si me equivoco la fiel seguidora de este blog, y le quería llevar a comer a algún sitio especial, así que rebuscando en Internet encontré que se acaba de inaugurar el establecimiento de la calle Jorge Juan.
Al llegar, y una vez visto el menú, nos recomendaron expresamente la ensaladilla rusa. Y la recuerdo como si fuese ayer. Venía templada, en un jarrón de cristal y con los ingredientes por capas. El atún rojo estaba troceado y crudo, la patata era asada y no cocida, tenía chips de remolacha y la mayonesa era una espuma. Madre e hija nos quedamos sorprendidas cuando delante de nosotros, el camarero mezcló todo los ingredientes. Aquello era una delicia. En aquel tiempo no era tan fanática como soy ahora de este mundillo, así que fue más tarde cuando descubrí que detrás de aquella ensaladilla, no estaba otro que Alberto Chicote.
El cocinero, ahora reconocido por ser una pesadilla para muchos, me sorprendió en aquella ocasión, pero aún me sigue sorprendiendo, independientemente de sus incursiones televisivas. Podría haber inaugurado un restaurante de alto copete, cocina de autor o con menú degustación varios platos, pero no, le ha dado por abrir una taberna de brochetas, asequible y de aire popular: YAKITORO.
Y lo cierto es que los consejos que practica en la pequeña pantalla se los aplica. Todo su restaurante gira en torno a un concepto, sus brochetitas. Y toda la cocina tiene un mismo hilo argumental: la fusión hispano-japonesa. Si a esto le añades una ubicación perfecta, a la sombra de Gran Vía y a mitad de camino entre paladares más urbanitas y guiris de guía Lonely Planet, un precio más que modesto con sello del chef y un horario non stop, el menú de restaurante rentable está servido.
En Yakitoro, todo va dispuesto en forma de yakitoris o pinchos en sus diversas versiones y tamaños, con o sin pan, acompañado o no de otros ingredientes, exceptuando un par de platos como las patatas asadas con salsa brava o alguno de los postres. Combinaciones fáciles, divertidas, con una buena materia prima que se esconde detrás y que no podía ser menos en el restaurante del crítico gastronómico.
Y estos pinchos, con productos de la tierra, del mar o de la granja, se cocinan en directo, pasadas por los hornos brasa de la marca Josper sobre las que gira la decoración del local, que son de carbón y acero puro, lo último en las cocinas de los restaurantes más top, emulando las de las auténticas tabernas de Japón.
Si algo no falta como complemento a las brochetas de Yakitoro, son las salsas. Desde la miel de caña, pasando por el Pedro Ximénez, la salsa agridulce, el romescu, las cebollas dulces o la salsa de almendras… otra cosa no, pero aquí estamos hablando de platos cargados de sabor y condimentos, bien sean exóticos, bien cañís, y a gogó. Y todas sus propuestas, raciones pequeñas, algunas individuales y otras para compartir, entre 3 y 7 euros, la mayoría ligeras y desenfadas.
En mi visita, ojo porque para las cenas hay que reservar con alguna semana de antelación (aunque siempre dejan mesas libres para los clientes improvisados), lo que más me gustó fue sin duda la de atún rojo y pack choy lacado, sobre pan y salmorejo, tremendamente sabrosa:
Otro plato que no me defraudó por simplemente su sencillez fue el huevo frito sobre disco de arroz tostado y salsa especiada de tomates:
Se me queda en el tintero probar la tortilla de patatas con cebollas, salsa alioli así como las setas shitakes frescas, salsa de ajo cocido y virutas de bonito seco ahumado, que quizá hubiese sido mejor opción de las especialidades “ De la tierra” que estos espárragos verdes con mahonesa de miso blanco que nos convencieron menos:
De su selección “Del agua”, curiosas especialidades como el espeto de sardinas, pan rústico y aceite de mar, los pequeños chipirones con salsa de cebollas dulces o este fresco ceviche de corvina con cilantro, aji amarillo y su leche de tigre:
Y «De la finca o la granja», alitas de pollo, lacadas con miel de caña y un toque de pimientas, butifarra fresca bien dorada, con cebollino picado, el filete ruso de buey con su pan al pimentón o estas riquísimas albóndigas picantes de pollo y tocineta ibérica, todas ellas combinaciones que funcionan y sobretodo, muy apetitosas:
Debo confesar que no probé los postres porque no había más estómago, pero los nombres sonaban originales: yakitoro de marshmallow, los churros con chocolate, el helado de fresa y wasabi, crema de chocolate y galleta de jengibre o el crumble de manzanas con helado de vainilla, todos entre 2 y 4 euros. Y respecto a las bebidas, gran oferta de cervezas que además hacen el papel de decoración en centro de las mesas y donde no podía faltar la Sapporo y todos los vinos por copas, lo cual se agradece.
Respecto a la decoración, Chicote no se ha dejado seducir por el rollo romántico, vintage o bohemio de las últimas aperturas de este año. De la mano de picado de Blas e inspirado en la clásica taberna japonesa, encontramos robustas mesas de madera a compartir que se organizan de forma desordenada en torno a al showcooking. A mí no es que me apasione aquello de hacer amigos, pero es lo que hay en Yakitoro. Alguna macetita de cactus, baños de estilo vanguardista, camareros ataviados con mono militar, y entre ellos la mujer de Chicote, Inma, que gestiona el establecimiento, atuendos no muy propios del verano todo hay que decirlo. Y una pequeña terraza completa el local, donde al final todo fluye, y parece que combine y conecte.
Me anoto para la próxima probar otros curiosos platos como el cocido madrileño, chorizo, tocineta y zanahoria, con su caldo, alguna de sus ensaladas que ponen muy bien en otros blogs como la de tomates y melocotones con vinagreta de limón y albahaca así como pedirme el Yakibocata de morcilla de Burgos con pimientos rojos y mojo hecho con pan de la firma Madre Hizo Pan que le sirve.
En definitiva, establecimiento desenvuelto, sencillo y apto para todos los públicos. Y es que al final, no es tan fiero el león como lo pintan.
Precio medio: 25 euros
Dónde: C./ Reina, 41
Tel.: 91 737 14 41
Siento no estar de acuerdo en absoluto contigo … estuve cenando y el servicio lento y malo, las brochetas nada del otro mundo, algunas incluso no las dejamos, el suelo a la entrada de los baños coincidiendo con la salida de la cocina, lleno de grasa, vi resbalarse a dos personas. Las cervezas no llegaban, todo lento, el postre no llegó nunca y decidimos irnos … mucho Chicote, pero salimos decepcionados .
jajaja Pesadilla en la cocina en Yakitoro ¿ será Alberto Chicote el encargado de salvar a su propio Restaurante?
Realmente decipcionante, para empezar me cambiaron el plato porque estaba con restos de comida pegada. Lacamarera muy seca, servicio super lento la comida rica pero escasa . CHICOTE TENDRAS QUE ARREGLAR TU PROPIO RESTAURANTE. Un saludo.
El viernes pasado fui a cenar con mi novio y unos amigos al yakitoro de chicote y estaba lleno de gente. Nos atendieron pronto y muy amable el servicio, pero al ver los precios de la carta y nos trajeron lo que pedimos(en cuanto a la cantidad),nos pareció un AUTÉNTICO ATRACO A MANO ARMADA , puesto que nos quedamos con hambre y para el precio que tiene la carta de comida y de vinos…creo que está sobrevalorado su comida y tampoco es nada del otro mundo. No se lo recomiendo a nadie. Me pareció un sitio nefasto.
Yo estuve este fin de semana con mi familia (4 personas) y me encantó, su ambiente, detalles, servicio y sobre todo la comida. Aluciné con el arroz con especies, brochetas y los postres. Todo riquisimo.
Si es cierto que repetimos algún plato y tardo mucho en llegar.
Nos costó unos 80€ y nadie salió con hambre.
¿Caro? Este mismo fin de semana fuimos a comer una hamburguesa congelada con patatas congeladas, ponerte en cola servirte y recoger el servicio por 21€, eso si es caro.
Un 10 para Chicote.
Estuve el miércoles pasado con mi hijo y su novia. Nos encantó buenísima la comida . Ese pollo con miel el arroz con especies las brochetas de cerdo, buenísimo todo y el arroz y el pollo d escándalo,todo riquísimo y salimos muy satisfechos.Solo nos costó 53€
Un 10. Para chicote.
El trato lamentable sin ánimo de ayudar nos ofrecieron comer una patata asada, y a la vista de las brochetas me parece que no nos hemos perdido nada, publicidad engañosa. Es evidente que si su comida toda tiene gluten no debe ser muy saludable