UNA NOCHE DE BODAS EN L’ARTISAN FURANSU KITCHEN
Casarse ya no está de moda. Lo siento por todas las gastrónomas. Los eventos en villas privadas de postín, pruebas de traje de novia en el atelier de un afamado diseñador, degustaciones de menús dónde decides si ofrecerás o no sorbete entre la carne y el pescado para limpiar el paladar, o los viajes de novios combinando submarinismo en Maldivas con viaje cultural por Japón pasando por paseo el helicóptero sobre una reserva protegida de gorilas en África con su porterior reposo en las Islas Fiji, sí, han pasado a la historia.
Ahora se llevan los desposorios como el de mi amiga Lola, que consiste en llamar un día al Ayuntamiento y plantarse allí con tu cónyuge como quien va a Mercadona a hacer la compra semanal. Eso sí, hay que avisar a dos testigos, que en el caso de los de mi amiga llegaron in extremis por lo que estuvieron a punto de pedirle a un guardia civil y a otro paisano que rondaba por el juzgado que les hiciesen el favor de dar testimonio de tan solemne compromiso.
Eso sí que es original. Tan original, como pasar tu noche de bodas cenando con tus amigas en L’Artisan Furansu Kitchen. Para que te vas a complicar la vida en reservar una suite nupcial o gastarte el pastón en un conjunto de La Perla si puedes pasar la noche de tu compromiso celebrándolo con tus amigas – porque total, con tu consorte ya vas a pasar el resto de tu vida – entre makis y mojitos japoneses por el módico precio de 20 euros por comensal.
Pues eso es lo que precisamente hicimos con Lola el pasado fin de semana, irnos a celebrar que ya era una mujer comprometida. Y nada menos que en un restaurante mitad francés, mitad japonés, mitad español y mitad ecuatoriano. Por original, que no quede, sí señor.
Os estaréis preguntando que qué tipo de local es éste, con un nombre imposible de memorizar. Pues ahí va la explicación: la palabra ‘ France’ en japonés se pronuncia ‘Furansu’ , ‘L’Artisan’ por aquello de casero y ‘Kitchen’ por que los dueños son lo que son, es decir, cocineros.
En definitiva, un restaurante franco-japonés, artesanal e insólito, nacido en la primavera de 2011 de la mano de Gohei Kishi y Stephane Shoji, antiguos chefs franco-japoneses del desaparecido «Le Garage» con experiencia en fogones de París, junto a la ecuatoriana Gisella Herrera y el santanderino Javier Alonso, que nos recibió encantador, por aquello de que estábamos de celebración de alto copete.
No penséis que ofrecen mejillones al vapor o la clásica quiche lorraine. No. Lola no lo hubiese permitido. Su cocina francesa no es la típica burguesa sino del París más metropolitano, a lo que se suma el toque japonés recreando platos muy originales, pero siempre con una base tradicional, frente al manido estereotipo del ‘japosushi».
En la carta, entrantes entre 8 y 12 euros como ensalada de aguacate manzana verde o eneldo, ésta por tan sólo 6 euros!:
Además, tartare de salmón, ceviche de corvina o el house roll (makis de atún, salmón, corvina y guacamole) que tenéis en esta foto:
Asimismo, carnes y pescados como el magret de pato con salsa reforme y comporta de membrillo o pez limón al ajillo con risotto de berros y lima, ambos a un ajustado precio de 15 euros. También platos más orientales como el chiriasi de la casa, sashimi surtido sobre arroz de sushi:
Nos llamó la atención el buttherfish en saikyo miso, asado al horno, pero finalmente nos decantamos por el kaki age tendon o tempura vegetariano sobre arroz con salsa dulce, que nos sirvieron muy generosamente a un precio de 11 euros y que estaba para chuparse los dedos:
Y de postre (todos ellos a 4,50 euros), probamos dos, el el gâteau au chocolat sans farine y helado de ron con pasas, o lo que es lo mismo pastel de chocolate elaborado sin harina, como lo oís, así como el mascarpone y dulce de leche en dos tempuras, ambos espectaculares:
En los vinos, una oferta francesa muy honesta, con 22 referencias desde Burdeos pasando por Borgoña o Cótes du Rhóne.
Sin embargo, lo mejor de L’Artisan Furansu Kitchen es sin lugar a dudas el local, pequeño pero cálido y acogedor, que fue una antigua lechería hasta los años 80, y donde se esconde una auténtica cueva en la planta baja de toque bohemio a lo “cave parisienne” así como una cocina con vistas en la planta superior.
Para rematar la noche de bodas y en sustitución de la rancia copa de Champagne, no tuvimos otra opción que tomamos unos mojitos japoneses también recomendables:
Mucho mejor que pasar la noche en una suite nupcial, sin duda. Lola, tú sí que sabes!
Precio medio: 20 euros
Dónde: C./ Ventura de la Vega, 15
Tel.: 91 420 31 72
Web: https://www.facebook.com/lartisanfuransukitchen
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