ORIBU GASTROBAR, EL NUEVO DE CHUECA
¿Tortilla de patata en copa de cóctel?, ¿gyozas de cocido madrileño?…Españolizar lo asiático o más bien, asiatizar lo español es precisamente el objetivo del nuevo local que esta primavera va a dar que hablar en Chueca, ORIBU GASTROBAR.
En el número 10 de la mismísima calle Barquillo, la misma que acoge La Candelita o el Hotel Only You, abrió sus puertas hace un par de meses este multiespacio con vistas a la Plaza y donde se encontraba un antiguo TAO, que sorprende nada más entrar por la cantidad de escenarios diferentes, desde una barra de bistró francés, una terraza secreta o un verdadero salón de casa, con sus chester incluidos.
Con el objetivo de conectar dos mundos, Oriente y Occidente, ORIBU GASTROBAR da una vuelta de tuerca en la carta, con una cocina mediterránea y producto de mercado salpicado con pinceladas de la cultura japonesa. De hecho, su nombre, ORIBU, significa oliva en japonés, representando esa original combinación del producto más español, como los huevos rotos o el rabo de toro, pero al que se le aplica la creatividad en forma de técnicas como rollitos o futo-makis además de especias y sabores de la cocina más oriental.
Esto sumado al concepto de Gastrobar, supone ofrecer una experiencia basada en cocina elaborada y de calidad pero en un ambiente estéticamente diferencial, desenfadado y delicadamente muy cuidado, y a un precio, además, asequible.
Sin duda, un establecimiento que ofrece, calidad, innovación y modernidad dando un paso más en la oferta gastronómica a la que estábamos acostumbrados. Y, ¿el encargado para afrontar el reto de conseguir trasladar la creatividad de la carta al establecimiento? pues el reconocido arquitecto Alvaro Oliver Bultó, que ha logrado recrear diferentes atmósferas en un enorme local de tres plantas pero siempre un lugar confortable, y lo que no siempre es evidente, sin ruidos.
Una de las principales características en la decoración es la multiplicidad de ambientes a través muebles vintage, griferías de antaño, alacenas, estanterías de libros…y combinados con toques contemporáneos, sillas de madera y metal envejecido o lámparas de pedrería, porque la fusión se siente desde el mismo momento en el que entras por la puerta.
Estuve el pasado viernes y cené en su encantadora buhardilla desde donde se divisaba el local, y luego me pasé a ver el comedor, con preciosas columnas antiguas verde agua y lo que es mejor, un salón privado con chimenea e incluso mantas de cuadros escoceses, perfecto para una cena reservada de amigos. Muy apetecible también su terraza interior y prometedora su próxima terraza exterior que competirá en la plaza con las de Sifón y La Revoltosa, que ya os presenté en otro post.
Saludé también a su jovencísimo chef, Óscar Horcajo, el cual me contó con orgullo que estuvo trabajando en China durante la Expo Universal de Shanghai en 2010 para Pedro Larumbe.
Óscar se formó a la sombra del desaparecido NO-DO y Pan de Lujo siendo pupilo de Alberto Chicote, al que dedica la Tortilla de patatas, hecha con patatas confitadas y la yema cruda regando la composición.
En la carta, Platos para compartir, como Gyozas del cocido Madrileño con su caldo al miso y verduritas hiladas, huevos rotos de corral con patatas confitadas y atún rojo o el Rabo de toro deshuesado y crujiente, hierbas frescas y lechuga Batavia, que nos sirvieron en forma de rollitos japoneses, además de otras muchas propuestas.
El toque japonés se acentúa en la propuesta de “Un sushi diferente”, como los Futo-makis de anguila kabayaki, ajo blanco malagueño y huevas de o los Nigiris de pez mantequilla a los que acompñaba una mayonesa ligeramente picante y que nos encantaron:
Respecto a los platos “De Costa a Costa”, no dejéis de probar el tartar de atún rojo, soja y mayonesa de kimuchi no moto (en la foto). También Óscar nos recomendó el Pulpo a la plancha, mayonesa de ajada, espuma de patatas y aceitunas negras.
En relación a las “Carnes de nuestra tierra”, las propuestas de Óscar son el Steak tartare “East and West” con tostadas de pan crujiente y el Magret de pato especiado, crema de manzanas y hierbas anisadas, un maridaje arriesgado:
Sin duda, los Postres también merecen su protagonismo. Nosotros probamos dos. La Tarta de queso invertida, confitura de frutos rojos y galletas María, muy ligera (en la foto), y la Torrija de sobao pasiego, lemongrass y helado de yogur búlgaro, ante todo original.
Asimismo, muchos de los platos también se pueden tomar en versión Tapas al momento, a las que se añaden por ejemplo, las Mini hamburguesa 100% presa ibérica con barbacoa japonesa, las Patatas bravas con espuma de ali-oli y salsa kimuchi o los Langostinos en tempura y espuma de ajillo.
Respecto a los vinos, una selección correcta y mostrada al cliente en una bodaga vista. Blancos como Albariño Pazo San Mauro o el Chardonnay Castillo de Monjardín y tintos como el ya famoso D.O. Madrid Las Retamas de Regajal o el D.O Costers del Segres Gotim Bru.
Iván, que aporta el conocimiento hotelero y Mark, el business man, se encuentran detrás de este proyecto. De hecho, Iván proviene de una familia de tradición hostelera pues fueron fundadores del grupo TAO, y trabajó en la EXPO de 2010 en Shanghái donde conoció a Óscar, el chef. Y es que a través de su propietario, se expresa precisamente esa identidad de fusionar las raíces castizas y asiáticas.
Último apunte: la tapita que nos ofrecieron al comienzo, una crema de cebolleta, pasta de trufa, leche de coco y cacahuetes debería estar obligada en la carta. Y también, mención a una propuesta de buenos cócteles. Pero ojo, la botella de Hendricks del baño no contiene ginebra, sino jabón. Baste comentarlo por si acaso.
Precio medio: 25 euros
Dónde: C./ Barquillo, 10
Teléfono: 91 524 03 17
Estoy deseando probarlo, me encanta cuando la comida española se fusiona. Lo que no me convence mucho es la yema cruda de la tortilla de patatas. Gracias por compartir.