LOS 9 ÚLTIMOS DESCUBRIMIENTOS DE LA GASTRÓNOMA
Mi vida últimamente está siendo un no parar. Se me acumulan los sitios que os quiero recomendar, especialmente algunas de las últimas novedades que han llegado a Madrid en manos de nuevos restauradores dispuestos a abrir aquí sus negocios, buscando atraer un público de pico fino. Varios japoneses, un mexicano, un italiano, un cantonés, un georgiano, un gaditano con tintes asiáticos y latinoamericanos, y un restaurante de talla nacional es lo que es os presento en este listado de 9 restaurantes que no hace mucho que llegaron a la ciudad. ¡La elección es tuya!
ROBATA
Calle de Puigcerda, 4. Madrid (Precios medio: 50 – 55 euros)
Ganas tenía de conocer el nuevo Robata que a riesgo de competir con otros primeros espadas de la calle Jorge Juan, ninguno le hace sombra al recién llegado. Esta es una izakaya (nombre que se ha puesto de moda para describir las tabernas japonesas) contemporánea que llega de la mano de Fabilo Lairet desde Barcelona, creadora también del más casual Monster Sushi. Para añadir su concepto de parrilla al barrio y un pedigree de excepción: no en vano se ha formado en EE. UU., en la Tokyo Sushi Academy de Japón y tiene el Sushi Proficiency Certificate expedido por la All Japan Sushi Association.
Sin embargo, aquí no van a entrar purismos, sino una propuesta urbana y cosmopolita muy bien entendida que incluso se atreve con postres como la New York cheesecake o carrot cake, lo cual agradecemos. Y en el centro, la robata, el alma mater del local, por la que desfilan el Wagyu A5 o el Angus de Nebraska y demás brochestas y yakitoris. Pero la carta no queda aquí. Empezando por el crudo, recomiendo los nigiris de dorada o vieira y los Rolls california y anticuchero. Su tiradito de hamachi que procede de la isla de Kyushu y llega aún fresco. Y los cortes de atún: ofrecen akami, chutoro, toro marmoleado o toro. Sublime también su okonimiyaki de mariscos. Bru+Co Studio es responsable de su aspecto industrial, acabados de hormigón y luz tenue donde nada es al azar, que se completa con vajillas japonesas de las de verdad y cuchillos a la altura de la materia prima. Un apunte, ofrecen una salsa tare que lleva años macerando, y el arroz es koshihikari, de los más reconocidos y cultivados en Japón. Y no dejes de pedir el pisco de maracuyá. Diversión y buen cubierto asegurado.
CLUB FINANCIERO
Calle del Marqués de la Ensenada, 14. Madrid (Precios medio: 60 – 90 euros)
Uno de los grandes proyectos de Madrid del 2023 ha sido la reapertura del Club Financiero Genova, sinónimo de elitismo situado en la azotea del Centro Colón. El proyecto llega de la mano de Familia la Ancha y Azotea Grupo, con el buen hacer del primero en los fogones y de la gestión de espacios del segundo. El estudio de Alejandra Pombo ha sido el encargado de la renovación de las dos plantas de este inmenso espacio rodeado de terrazas con las vistas más impresionantes de Madrid desde el epicentro de la Castellana.
Si antes el espacio era solo para socios, ahora éstos tendrán derecho a su uso privado de lunes a viernes hasta las 19h, dejando las noches y fines de semana para el resto del público que podrá reservar previo conocimiento de uno de los socios y reserva en su nombre. El corte clásico de club sigue en la decoración que ha dado un salto cuántico y quitado el olor a naftalina del establecimiento, con un estilo más actual en sus dos comedores, además de dos barras y la terraza con vistas 360º. La carta en manos de Nino Redruello tiene una esencia más sofisticada y recupera algunos clásicos como la tortilla velazqueña de Las Tortillas de Gabino o la tarta de queso de Fismuler. Entre un listado de platos bastante extenso también podemos encontrar el tartar de cigalas, las alcachofas con salsa de mantequilla blanca, berberechos y caviar, la merluza rebozada en salsa verde con berberechos o el solomillo a la parrilla con salsa ‘Café de París’.
KOMAINU
Calle José Abascal, 13. Madrid (Precios medio: 20 – 25 euros)
Aska Okumura, japonesa, y Gonzalo Ibáñez, español, decidieron hace varios años formar una familia en Madrid, donde ella echaba mucho de menos el ramen de su infancia. De modo que Gonzalo trabajó sin descanso para conseguir aquel ramen callejero de Harajuku, tan espectacular fue el resultado que no tuvieron dudas en lanzarse con este proyecto tan especial. Comenzaron en pandemia, con packs gourmets de ramen para preparar en casa, y tras una gran y exitosa acogida decidieron estrenar restaurante en el madrileño barrio de Chamberí.
En este pequeño y coqueto local, que podría ser cualquier taberna de Japón, sirven uno de los mejores ramen de la capital con sabores tradicionales donde se evidencia el respeto por la cultura y gastronomía japonesa. Noodles frescos y artesanales, caldos con más de 12 horas de cocción, y guarniciones seleccionadas cuidadosamente en función de su sabor, dan como resultado un auténtico umami, fiel al ramen que a diario se degusta en cada rincón de Japón. En su carta, hay propuestas de ramen seco o con caldos, y, además, algunas de sus opciones se pueden tomar en frío, ideal para seguir disfrutando de esta receta en verano. En esta ocasión pudimos disfrutar de los platos pensados para los días más calurosos, como el Kimchi fermentado, Sashimi de salmón con shiso y el tomate aliñado con katsuobushi y vinagre de arroz para compartir. Y entre los principales, el Hiyashi Ramen, con caldo ligero de verduras filtradas y aceite de sésamo, guarnición de zanahoria marinada, setas cardo y shiitake, cebolleta y un ajitsuke (huevo marinado), ideal para tomar frío. Sabroso y potente el Kimchi Ramen con base cremosa de huesos de cerdo duroc y ave aderezada con tare de Kimchi, acompañado de panceta de cerdo en corte fino cocinado con Kimchi, un huevo marinado, kikurage, cebolleta y nori. E imprescindible el delicioso y diferente Tantanmen, un ramen seco en una salsa picante de guindilla y sésamo para mezclar con los noodles, acompañado con la tradicional carne picada de miso, huevo hilado, cebolleta y zanahoria, soñaras con este plato. ¡Una propuesta muy apetecible y saludable, para seguir disfrutando este verano!
LA MORENA
Paseo de la Castellana, 210. Madrid (Precios medio: 35 – 40 euros)
Este restaurante gaditano acaba de abrir sus puertas para traer a la capital el sabor a mar actualizado para el público madrileño desde su nacimiento en Tarifa en 2018. Aquí se vive la pasión por el atún y el producto de Cádiz que se fusiona con técnicas y sabores asiáticos y latinoamericanos. Su base se asienta en el máximo respeto al producto final acompañado de una excelente presentación cuidando los pequeños detalles como vajillas o cubertería. A la cabeza, Brayan Sevilla (que formó parte del equipo de Ramón Freixa) y Luis Salinas, con una trayectoria larguísima como consultor en el mundo de la restauración.
Destacable los mejillones alegres con curry rojo, las gyozas de ají de gallina o el saam de cazón en adobo. Imprescindible también el tataki de atún con crema de ají amarillo asado, el atún yakiniku con ajoblanco malagueño. Otras recetas muy elaboradas son el calamar relleno de carne en salsa tom yum o la costilla de ternera con crema de maíz. Y para rematar, os recomiendo el flan embotado o el cremoso de Cheesecake con culí de mango.
TOKI
Calle de Sagasta, 28. Madrid (Precios medio: 109 – 139 euros)
Este local reivindica el tiempo y el espacio, el aquí y ahora. Toki precisamente significa tiempo, que se materializa en una elegante barra diseñada única y exclusivamente para 6 comensales dispuestos a viajar hacia el pasado de la mano de la innovación y tradición culinarias. Es el sexto restaurante del sumiller y empresario asturiano, Marcos Granda, que suma 5 estrellas Michelin en restaurantes como Nintai, en Marbella.
El chef, de origen japonés, Tadayoshi Motoa deleita tras la barra y ejecuta una danza sensorial milimétricamente perfecta, donde diseña dos menús degustación: a las 14.30 horas (109 €) y a las 21.30 horas (139 €), con dos únicos servicios al día de jueves a domingo. Es esencial la puntualidad dada la elaboración de un ingrediente clave como es el arroz, elegido de primera calidad, se elabora siguiendo tres recetas con aliños diferentes, desde el gusto más contemporáneo a la tradición más pura. Las propuestas varían semanalmente y, en función del producto, incluso diariamente. Para el chef es un reto trabajar con productos que nunca había trabajado, por ejemplo, espárragos blancos de Navarra o guisantes lágrima del Maresme. Maravilla ver cómo trabaja cada pieza de sushi, cómo mima el bonito, que madura y corta, solo la parte más excelsa, con maestría. La oferta gastronómica se acompaña con una magnifica bodega con una selección de champagnes, blancos de Borgoña y, naturalmente, sakes a la altura. En definitiva, los pequeños detalles. Lo sutil. Lo esencial. El aquí y el ahora.
CASA VITO
Calle de Juan Bravo, 43. Madrid (Precios medio: 25 – 30 euros)
Vito es un napolitano gordo y carismático, de los de cordón de oro, camiseta blanca y mandil con manchas de tomate, que nos abre las puertas de su casa en el barrio salamanca, nos proporciona un babero, cosa que nos da pistas de lo que nos espera, y nos invita a sentarnos a la mesa y a formar parte de la famiglia. Preparados y listos para degustar de la cocina casera y sencilla de la mamma, sobre los manteles de cuadritos blancos y rojos, donde se sirven pastas clásicas, como los espaguetis con albóndigas y tomate, su especialidad, y los negros con sepia, rape, chipirones y gambones, y pizzas de masa fina (margarita, cuatro quesos, de mortadela (emblema de la casa), diábola, con boloñesa y albahaca fresca…). Además, para compartir proponen el vitello tonnato o la focaccia de verduras. Y, para terminar, el tradicional tiramisú o tarta de queso con un toque ahumado.
Con capacidad para unos 100 comensales, este local está repartido en dos pisos, con varios ambientes: su cocina con mesas, su salón con biblioteca… Hay detalles como el caballo de tiovivo antiguo, la lámpara de araña y los papeles de pared que se quedan para el recuerdo. Además, cuenta con una terraza cerrada a pie de calle para disfrutarla todo el año. Uno de sus mejores momentos en Casa Vito es el #vitardeo, la cita es los sábados después de comer, cuando la sobremesa se alarga con una copa y música en directo. Y por las noches, arranca el piano-bar y un micrófono pasa por las mesas para que quien quiera se arranque a cantar. Un italiano informal en el que buena comida, música y diversión van de la mano.
Calle de la Libertad, 13. Madrid (Precios medio: 30 – 35 euros)
¿Un restaurante de cocina georgiana en Madrid? Todo es posible en la Calle Libertad de Chueca, que como su propio nombre sugiere, da libertad a nuevas expresiones gastronómicas. Nunuka nos trae aires de la frontera de Europa y Asia y fusiona los gustos mediterráneos con los de Oriente Medio. Como yo, antes de ir te preguntarás de que va esta propuesta. Aquí priman los platos picantes, el uso de especias y base de panes, verduras, nueces o platos de carne. Sin dejarse llevar por los excesos y el exotismo, la propuesta es equilibrada y adaptada a cualquier comensal.
Su fundadora, Nino Kiltava, trabajaba en la embajada de Georgia y se lanzó con este proyecto y hacer gala de sus raíces. Para ello, ha contado con Ansón&Bonet y la decoración de Las 2 Mercedes. Ha querido rendir homenaje a su familia, específicamente a su abuela, artífice de las recetas. Los platos que tienes que probar son el Khachapuri, uno de los platos más icónicos que consiste en un pan plano horneado al momento y relleno de queso y una yema de huevo, el Khinkali, una masa cocida y rellena de diferentes combinaciones como la de carne picada y caldo, la mezcla aromática de hongos y hierbas o las de cremoso queso ricota, o el Badrijani Nigvzit, la tradicional berenjena rellena. También el Gebjalia, su queso relleno de tricota y salsa picante de hierbas con salsa de yogur, o el Kharcho Con Elarji, un suave guiso de gambas con queso, maíz. Sin dejar de probar algo de su parrilla, la carne es fundamental en Georgia y la elaboran con un sabor excepcional. La localización, ambiente de bistró y propuesta original hacen redondo este concepto que os recomiendo.
TICUÍ
Calle de Cedaceros, 6. Madrid (Precios medio: 45 – 65 euros)
Para mí, una de las mejores aperturas de este 2023. El hermano de uno de mis restaurantes favoritos de Madrid, Puntarena, que trajo auténtica gastronomía mexicana a la ciudad. A mí me ha recordado mucho a uno de mis mexicanos favoritos de Nueva York, Cosme, si alguno lo conocéis ya me diréis si os ha pasado lo mismo. Aquí no hay guacamole, quesadillas o tequeños, sino una propuesta contemporánea de alto standing que viene a elevar el nivel de los mexicanos de la capital. Y todo el equipo es mexicano, que no sé si os pasa a vosotros, pero para mí es un punto que suma en un restaurante internacional.
Un total de 20 platillos con la firma de Federico Rigoletti inspirados por sus viajes por el mundo: primos italianos, abuela austriaca y veranos en las playas de México. Donde cada plato gira alrededor de un ingrediente, entrantes desde burrata hasta el pez limón, tacos de pulpo, jaiba (cagrejo), salmón o camarón rosarito y principales como el cordero o el cochinito pibil. Y éstos, todos ellos producto nacional, acompasados de aires gringos, con notas de chipotle, chile, frijoles, cilantro o moles. Un binomio perfecto entre España y México. La decoración en manos de JSa Arquitectura y la mixología está dirigida por Daniel Quezada, quien es originario de Oaxaca y la basa en productos naturales, principalmente derivados del agave. Aquí te puedes tomar la mejor margarita de Madrid, y creo que no me equivoco. ¿La sorpresa final? Su rooftop secreto en las alturas llamado 40/42, una locura de terraza que es mejor visitar para comprobarlo. Lo que te diga, es poco.
BAO LI
Calle de Jovellanos, 5. Madrid (Precios medio: 80 – 100 euros)
El último proyecto de María Li Bao y Felipe Bao, que rinde homenaje a la gran cocina cantonesa, con una carta llena de sabor e historia que conjuga a la perfección con la modernidad y la calidad del producto. La gastronomía ha sido siempre una forma de expresión dentro de la tradición cantonesa, un país con una cultura extensa y una historia milenaria, que se narra a través de cuidadas elaboraciones. La región de Cantón, la ciudad portuaria situada al noroeste de Hong Kong, destaca por su variedad, una tierra en la que el verde de sus montes y la riqueza de sus aguas dan como resultado una cultura gastronómica abundante y diversa.
Recetas tradicionales cantonesas, pero reinterpretadas por los hermanos Bao, que se alejan de todo lo que se haya replicado hasta ahora en la cocina occidental, y que nace de años de investigación, viajes y estudios. Con propuestas como los fideos artesanales de boniato con ibérico adobado, una receta original del pueblo Baoli, o su alta oferta en marisco, así como hilo de seda Bao Li black wagyu, xiao long bao de txangurro, xiao long bao ibérico con foie y trufa negra, cangrejo real con salsa de jengibre o canelones de arroz con langostinos en dos texturas. Destacan también sus carnes como el pato asado estilo cantonés, tradicional cantonés fortune chicken y magret de pato a baja temperatura.
El interiorismo corre a cargo de Jean Porsche, que ha creado un ambiente que recuerda al lujo de la china afrancesada, haciendo del espacio una experiencia desde que se pasa el umbral de la puerta.
TOKI
Calle de Sagasta, 28. Madrid (Precios medio: 109 – 139 euros)
Este local reivindica el tiempo y el espacio, el aquí y ahora. Toki precisamente significa tiempo, que se materializa en una elegante barra diseñada única y exclusivamente para 6 comensales dispuestos a viajar hacia el pasado de la mano de la innovación y tradición culinarias. Es el sexto restaurante del sumiller y empresario asturiano, Marcos Granda, que suma 5 estrellas Michelin en restaurantes como Nintai, en Marbella.
El chef, de origen japonés, Tadayoshi Motoa deleita tras la barra y ejecuta una danza sensorial milimétricamente perfecta, donde diseña dos menús degustación: a las 14.30 horas (109 €) y a las 21.30 horas (139 €), con dos únicos servicios al día de jueves a domingo. Es esencial la puntualidad dada la elaboración de un ingrediente clave como es el arroz, elegido de primera calidad, se elabora siguiendo tres recetas con aliños diferentes, desde el gusto más contemporáneo a la tradición más pura. Las propuestas varían semanalmente y, en función del producto, incluso diariamente. Para el chef es un reto trabajar con productos que nunca había trabajado, por ejemplo, espárragos blancos de Navarra o guisantes lágrima del Maresme. Maravilla ver cómo trabaja cada pieza de sushi, cómo mima el bonito, que madura y corta, solo la parte más excelsa, con maestría. La oferta gastronómica se acompaña con una magnifica bodega con una selección de champagnes, blancos de Borgoña y, naturalmente, sakes a la altura. En definitiva, los pequeños detalles. Lo sutil. Lo esencial. El aquí y el ahora.
CASA VITO
Calle de Juan Bravo, 43. Madrid (Precios medio: 25 – 30 euros)
Vito es un napolitano gordo y carismático, de los de cordón de oro, camiseta blanca y mandil con manchas de tomate, que nos abre las puertas de su casa en el barrio salamanca, nos proporciona un babero, cosa que nos da pistas de lo que nos espera, y nos invita a sentarnos a la mesa y a formar parte de la famiglia. Preparados y listos para degustar de la cocina casera y sencilla de la mamma, sobre los manteles de cuadritos blancos y rojos, donde se sirven pastas clásicas, como los espaguetis con albóndigas y tomate, su especialidad, y los negros con sepia, rape, chipirones y gambones, y pizzas de masa fina (margarita, cuatro quesos, de mortadela (emblema de la casa), diábola, con boloñesa y albahaca fresca…). Además, para compartir proponen el vitello tonnato o la focaccia de verduras. Y, para terminar, el tradicional tiramisú o tarta de queso con un toque ahumado.
Con capacidad para unos 100 comensales, este local está repartido en dos pisos, con varios ambientes: su cocina con mesas, su salón con biblioteca… Hay detalles como el caballo de tiovivo antiguo, la lámpara de araña y los papeles de pared que se quedan para el recuerdo. Además, cuenta con una terraza cerrada a pie de calle para disfrutarla todo el año. Uno de sus mejores momentos en Casa Vito es el #vitardeo, la cita es los sábados después de comer, cuando la sobremesa se alarga con una copa y música en directo. Y por las noches, arranca el piano-bar y un micrófono pasa por las mesas para que quien quiera se arranque a cantar. Un italiano informal en el que buena comida, música y diversión van de la mano.
NUNUKA
Calle de la Libertad, 13. Madrid (Precios medio: 30 – 35 euros)
¿Un restaurante de cocina georgiana en Madrid? Todo es posible en la Calle Libertad de Chueca, que como su propio nombre sugiere, da libertad a nuevas expresiones gastronómicas. Nunuka nos trae aires de la frontera de Europa y Asia y fusiona los gustos mediterráneos con los de Oriente Medio. Como yo, antes de ir te preguntarás de que va esta propuesta. Aquí priman los platos picantes, el uso de especias y base de panes, verduras, nueces o platos de carne. Sin dejarse llevar por los excesos y el exotismo, la propuesta es equilibrada y adaptada a cualquier comensal.
Su fundadora, Nino Kiltava, trabajaba en la embajada de Georgia y se lanzó con este proyecto y hacer gala de sus raíces. Para ello, ha contado con Ansón&Bonet y la decoración de Las 2 Mercedes. Ha querido rendir homenaje a su familia, específicamente a su abuela, artífice de las recetas. Los platos que tienes que probar son el Khachapuri, uno de los platos más icónicos que consiste en un pan plano horneado al momento y relleno de queso y una yema de huevo, el Khinkali, una masa cocida y rellena de diferentes combinaciones como la de carne picada y caldo, la mezcla aromática de hongos y hierbas o las de cremoso queso ricota, o el Badrijani Nigvzit, la tradicional berenjena rellena. También el Gebjalia, su queso relleno de tricota y salsa picante de hierbas con salsa de yogur, o el Kharcho Con Elarji, un suave guiso de gambas con queso, maíz. Sin dejar de probar algo de su parrilla, la carne es fundamental en Georgia y la elaboran con un sabor excepcional. La localización, ambiente de bistró y propuesta original hacen redondo este concepto que os recomiendo.
TICUÍ
Calle de Cedaceros, 6. Madrid (Precios medio: 45 – 65 euros)
Para mí, una de las mejores aperturas de este 2023. El hermano de uno de mis restaurantes favoritos de Madrid, Puntarena, que trajo auténtica gastronomía mexicana a la ciudad. A mí me ha recordado mucho a uno de mis mexicanos favoritos de Nueva York, Cosme, si alguno lo conocéis ya me diréis si os ha pasado lo mismo. Aquí no hay guacamole, quesadillas o tequeños, sino una propuesta contemporánea de alto standing que viene a elevar el nivel de los mexicanos de la capital. Y todo el equipo es mexicano, que no sé si os pasa a vosotros, pero para mí es un punto que suma en un restaurante internacional.
Un total de 20 platillos con la firma de Federico Rigoletti inspirados por sus viajes por el mundo: primos italianos, abuela austriaca y veranos en las playas de México. Donde cada plato gira alrededor de un ingrediente, entrantes desde burrata hasta el pez limón, tacos de pulpo, jaiba (cagrejo), salmón o camarón rosarito y principales como el cordero o el cochinito pibil. Y éstos, todos ellos producto nacional, acompasados de aires gringos, con notas de chipotle, chile, frijoles, cilantro o moles. Un binomio perfecto entre España y México. La decoración en manos de JSa Arquitectura y la mixología está dirigida por Daniel Quezada, quien es originario de Oaxaca y la basa en productos naturales, principalmente derivados del agave. Aquí te puedes tomar la mejor margarita de Madrid, y creo que no me equivoco. ¿La sorpresa final? Su rooftop secreto en las alturas llamado 40/42, una locura de terraza que es mejor visitar para comprobarlo. Lo que te diga, es poco.
BAO LI
Calle de Jovellanos, 5. Madrid (Precios medio: 80 – 100 euros)
El último proyecto de María Li Bao y Felipe Bao, que rinde homenaje a la gran cocina cantonesa, con una carta llena de sabor e historia que conjuga a la perfección con la modernidad y la calidad del producto. La gastronomía ha sido siempre una forma de expresión dentro de la tradición cantonesa, un país con una cultura extensa y una historia milenaria, que se narra a través de cuidadas elaboraciones. La región de Cantón, la ciudad portuaria situada al noroeste de Hong Kong, destaca por su variedad, una tierra en la que el verde de sus montes y la riqueza de sus aguas dan como resultado una cultura gastronómica abundante y diversa.
Recetas tradicionales cantonesas, pero reinterpretadas por los hermanos Bao, que se alejan de todo lo que se haya replicado hasta ahora en la cocina occidental, y que nace de años de investigación, viajes y estudios. Con propuestas como los fideos artesanales de boniato con ibérico adobado, una receta original del pueblo Baoli, o su alta oferta en marisco, así como hilo de seda Bao Li black wagyu, xiao long bao de txangurro, xiao long bao ibérico con foie y trufa negra, cangrejo real con salsa de jengibre o canelones de arroz con langostinos en dos texturas. Destacan también sus carnes como el pato asado estilo cantonés, tradicional cantonés fortune chicken y magret de pato a baja temperatura.
El interiorismo corre a cargo de Jean Porsche, que ha creado un ambiente que recuerda al lujo de la china afrancesada, haciendo del espacio una experiencia desde que se pasa el umbral de la puerta.
TOKI
Calle de Sagasta, 28. Madrid (Precios medio: 109 – 139 euros)
Este local reivindica el tiempo y el espacio, el aquí y ahora. Toki precisamente significa tiempo, que se materializa en una elegante barra diseñada única y exclusivamente para 6 comensales dispuestos a viajar hacia el pasado de la mano de la innovación y tradición culinarias. Es el sexto restaurante del sumiller y empresario asturiano, Marcos Granda, que suma 5 estrellas Michelin en restaurantes como Nintai, en Marbella.
El chef, de origen japonés, Tadayoshi Motoa deleita tras la barra y ejecuta una danza sensorial milimétricamente perfecta, donde diseña dos menús degustación: a las 14.30 horas (109 €) y a las 21.30 horas (139 €), con dos únicos servicios al día de jueves a domingo. Es esencial la puntualidad dada la elaboración de un ingrediente clave como es el arroz, elegido de primera calidad, se elabora siguiendo tres recetas con aliños diferentes, desde el gusto más contemporáneo a la tradición más pura. Las propuestas varían semanalmente y, en función del producto, incluso diariamente. Para el chef es un reto trabajar con productos que nunca había trabajado, por ejemplo, espárragos blancos de Navarra o guisantes lágrima del Maresme. Maravilla ver cómo trabaja cada pieza de sushi, cómo mima el bonito, que madura y corta, solo la parte más excelsa, con maestría. La oferta gastronómica se acompaña con una magnifica bodega con una selección de champagnes, blancos de Borgoña y, naturalmente, sakes a la altura. En definitiva, los pequeños detalles. Lo sutil. Lo esencial. El aquí y el ahora.
CASA VITO
Calle de Juan Bravo, 43. Madrid (Precios medio: 25 – 30 euros)
Vito es un napolitano gordo y carismático, de los de cordón de oro, camiseta blanca y mandil con manchas de tomate, que nos abre las puertas de su casa en el barrio salamanca, nos proporciona un babero, cosa que nos da pistas de lo que nos espera, y nos invita a sentarnos a la mesa y a formar parte de la famiglia. Preparados y listos para degustar de la cocina casera y sencilla de la mamma, sobre los manteles de cuadritos blancos y rojos, donde se sirven pastas clásicas, como los espaguetis con albóndigas y tomate, su especialidad, y los negros con sepia, rape, chipirones y gambones, y pizzas de masa fina (margarita, cuatro quesos, de mortadela (emblema de la casa), diábola, con boloñesa y albahaca fresca…). Además, para compartir proponen el vitello tonnato o la focaccia de verduras. Y, para terminar, el tradicional tiramisú o tarta de queso con un toque ahumado.
Con capacidad para unos 100 comensales, este local está repartido en dos pisos, con varios ambientes: su cocina con mesas, su salón con biblioteca… Hay detalles como el caballo de tiovivo antiguo, la lámpara de araña y los papeles de pared que se quedan para el recuerdo. Además, cuenta con una terraza cerrada a pie de calle para disfrutarla todo el año. Uno de sus mejores momentos en Casa Vito es el #vitardeo, la cita es los sábados después de comer, cuando la sobremesa se alarga con una copa y música en directo. Y por las noches, arranca el piano-bar y un micrófono pasa por las mesas para que quien quiera se arranque a cantar. Un italiano informal en el que buena comida, música y diversión van de la mano.
Calle de la Libertad, 13. Madrid (Precios medio: 30 – 35 euros)
¿Un restaurante de cocina georgiana en Madrid? Todo es posible en la Calle Libertad de Chueca, que como su propio nombre sugiere, da libertad a nuevas expresiones gastronómicas. Nunuka nos trae aires de la frontera de Europa y Asia y fusiona los gustos mediterráneos con los de Oriente Medio. Como yo, antes de ir te preguntarás de que va esta propuesta. Aquí priman los platos picantes, el uso de especias y base de panes, verduras, nueces o platos de carne. Sin dejarse llevar por los excesos y el exotismo, la propuesta es equilibrada y adaptada a cualquier comensal.
Su fundadora, Nino Kiltava, trabajaba en la embajada de Georgia y se lanzó con este proyecto y hacer gala de sus raíces. Para ello, ha contado con Ansón&Bonet y la decoración de Las 2 Mercedes. Ha querido rendir homenaje a su familia, específicamente a su abuela, artífice de las recetas. Los platos que tienes que probar son el Khachapuri, uno de los platos más icónicos que consiste en un pan plano horneado al momento y relleno de queso y una yema de huevo, el Khinkali, una masa cocida y rellena de diferentes combinaciones como la de carne picada y caldo, la mezcla aromática de hongos y hierbas o las de cremoso queso ricota, o el Badrijani Nigvzit, la tradicional berenjena rellena. También el Gebjalia, su queso relleno de tricota y salsa picante de hierbas con salsa de yogur, o el Kharcho Con Elarji, un suave guiso de gambas con queso, maíz. Sin dejar de probar algo de su parrilla, la carne es fundamental en Georgia y la elaboran con un sabor excepcional. La localización, ambiente de bistró y propuesta original hacen redondo este concepto que os recomiendo.
TICUÍ
Calle de Cedaceros, 6. Madrid (Precios medio: 45 – 65 euros)
Para mí, una de las mejores aperturas de este 2023. El hermano de uno de mis restaurantes favoritos de Madrid, Puntarena, que trajo auténtica gastronomía mexicana a la ciudad. A mí me ha recordado mucho a uno de mis mexicanos favoritos de Nueva York, Cosme, si alguno lo conocéis ya me diréis si os ha pasado lo mismo. Aquí no hay guacamole, quesadillas o tequeños, sino una propuesta contemporánea de alto standing que viene a elevar el nivel de los mexicanos de la capital. Y todo el equipo es mexicano, que no sé si os pasa a vosotros, pero para mí es un punto que suma en un restaurante internacional.
Un total de 20 platillos con la firma de Federico Rigoletti inspirados por sus viajes por el mundo: primos italianos, abuela austriaca y veranos en las playas de México. Donde cada plato gira alrededor de un ingrediente, entrantes desde burrata hasta el pez limón, tacos de pulpo, jaiba (cagrejo), salmón o camarón rosarito y principales como el cordero o el cochinito pibil. Y éstos, todos ellos producto nacional, acompasados de aires gringos, con notas de chipotle, chile, frijoles, cilantro o moles. Un binomio perfecto entre España y México. La decoración en manos de JSa Arquitectura y la mixología está dirigida por Daniel Quezada, quien es originario de Oaxaca y la basa en productos naturales, principalmente derivados del agave. Aquí te puedes tomar la mejor margarita de Madrid, y creo que no me equivoco. ¿La sorpresa final? Su rooftop secreto en las alturas llamado 40/42, una locura de terraza que es mejor visitar para comprobarlo. Lo que te diga, es poco.
BAO LI
Calle de Jovellanos, 5. Madrid (Precios medio: 80 – 100 euros)
El último proyecto de María Li Bao y Felipe Bao, que rinde homenaje a la gran cocina cantonesa, con una carta llena de sabor e historia que conjuga a la perfección con la modernidad y la calidad del producto. La gastronomía ha sido siempre una forma de expresión dentro de la tradición cantonesa, un país con una cultura extensa y una historia milenaria, que se narra a través de cuidadas elaboraciones. La región de Cantón, la ciudad portuaria situada al noroeste de Hong Kong, destaca por su variedad, una tierra en la que el verde de sus montes y la riqueza de sus aguas dan como resultado una cultura gastronómica abundante y diversa.
Recetas tradicionales cantonesas, pero reinterpretadas por los hermanos Bao, que se alejan de todo lo que se haya replicado hasta ahora en la cocina occidental, y que nace de años de investigación, viajes y estudios. Con propuestas como los fideos artesanales de boniato con ibérico adobado, una receta original del pueblo Baoli, o su alta oferta en marisco, así como hilo de seda Bao Li black wagyu, xiao long bao de txangurro, xiao long bao ibérico con foie y trufa negra, cangrejo real con salsa de jengibre o canelones de arroz con langostinos en dos texturas. Destacan también sus carnes como el pato asado estilo cantonés, tradicional cantonés fortune chicken y magret de pato a baja temperatura.
El interiorismo corre a cargo de Jean Porsche, que ha creado un ambiente que recuerda al lujo de la china afrancesada, haciendo del espacio una experiencia desde que se pasa el umbral de la puerta.
TOKI
Calle de Sagasta, 28. Madrid (Precios medio: 109 – 139 euros)
Este local reivindica el tiempo y el espacio, el aquí y ahora. Toki precisamente significa tiempo, que se materializa en una elegante barra diseñada única y exclusivamente para 6 comensales dispuestos a viajar hacia el pasado de la mano de la innovación y tradición culinarias. Es el sexto restaurante del sumiller y empresario asturiano, Marcos Granda, que suma 5 estrellas Michelin en restaurantes como Nintai, en Marbella.
El chef, de origen japonés, Tadayoshi Motoa deleita tras la barra y ejecuta una danza sensorial milimétricamente perfecta, donde diseña dos menús degustación: a las 14.30 horas (109 €) y a las 21.30 horas (139 €), con dos únicos servicios al día de jueves a domingo. Es esencial la puntualidad dada la elaboración de un ingrediente clave como es el arroz, elegido de primera calidad, se elabora siguiendo tres recetas con aliños diferentes, desde el gusto más contemporáneo a la tradición más pura. Las propuestas varían semanalmente y, en función del producto, incluso diariamente. Para el chef es un reto trabajar con productos que nunca había trabajado, por ejemplo, espárragos blancos de Navarra o guisantes lágrima del Maresme. Maravilla ver cómo trabaja cada pieza de sushi, cómo mima el bonito, que madura y corta, solo la parte más excelsa, con maestría. La oferta gastronómica se acompaña con una magnifica bodega con una selección de champagnes, blancos de Borgoña y, naturalmente, sakes a la altura. En definitiva, los pequeños detalles. Lo sutil. Lo esencial. El aquí y el ahora.
CASA VITO
Calle de Juan Bravo, 43. Madrid (Precios medio: 25 – 30 euros)
Vito es un napolitano gordo y carismático, de los de cordón de oro, camiseta blanca y mandil con manchas de tomate, que nos abre las puertas de su casa en el barrio salamanca, nos proporciona un babero, cosa que nos da pistas de lo que nos espera, y nos invita a sentarnos a la mesa y a formar parte de la famiglia. Preparados y listos para degustar de la cocina casera y sencilla de la mamma, sobre los manteles de cuadritos blancos y rojos, donde se sirven pastas clásicas, como los espaguetis con albóndigas y tomate, su especialidad, y los negros con sepia, rape, chipirones y gambones, y pizzas de masa fina (margarita, cuatro quesos, de mortadela (emblema de la casa), diábola, con boloñesa y albahaca fresca…). Además, para compartir proponen el vitello tonnato o la focaccia de verduras. Y, para terminar, el tradicional tiramisú o tarta de queso con un toque ahumado.
Con capacidad para unos 100 comensales, este local está repartido en dos pisos, con varios ambientes: su cocina con mesas, su salón con biblioteca… Hay detalles como el caballo de tiovivo antiguo, la lámpara de araña y los papeles de pared que se quedan para el recuerdo. Además, cuenta con una terraza cerrada a pie de calle para disfrutarla todo el año. Uno de sus mejores momentos en Casa Vito es el #vitardeo, la cita es los sábados después de comer, cuando la sobremesa se alarga con una copa y música en directo. Y por las noches, arranca el piano-bar y un micrófono pasa por las mesas para que quien quiera se arranque a cantar. Un italiano informal en el que buena comida, música y diversión van de la mano.
NUNUKA
Calle de la Libertad, 13. Madrid (Precios medio: 30 – 35 euros)
¿Un restaurante de cocina georgiana en Madrid? Todo es posible en la Calle Libertad de Chueca, que como su propio nombre sugiere, da libertad a nuevas expresiones gastronómicas. Nunuka nos trae aires de la frontera de Europa y Asia y fusiona los gustos mediterráneos con los de Oriente Medio. Como yo, antes de ir te preguntarás de que va esta propuesta. Aquí priman los platos picantes, el uso de especias y base de panes, verduras, nueces o platos de carne. Sin dejarse llevar por los excesos y el exotismo, la propuesta es equilibrada y adaptada a cualquier comensal.
Su fundadora, Nino Kiltava, trabajaba en la embajada de Georgia y se lanzó con este proyecto y hacer gala de sus raíces. Para ello, ha contado con Ansón&Bonet y la decoración de Las 2 Mercedes. Ha querido rendir homenaje a su familia, específicamente a su abuela, artífice de las recetas. Los platos que tienes que probar son el Khachapuri, uno de los platos más icónicos que consiste en un pan plano horneado al momento y relleno de queso y una yema de huevo, el Khinkali, una masa cocida y rellena de diferentes combinaciones como la de carne picada y caldo, la mezcla aromática de hongos y hierbas o las de cremoso queso ricota, o el Badrijani Nigvzit, la tradicional berenjena rellena. También el Gebjalia, su queso relleno de tricota y salsa picante de hierbas con salsa de yogur, o el Kharcho Con Elarji, un suave guiso de gambas con queso, maíz. Sin dejar de probar algo de su parrilla, la carne es fundamental en Georgia y la elaboran con un sabor excepcional. La localización, ambiente de bistró y propuesta original hacen redondo este concepto que os recomiendo.
TICUÍ
Calle de Cedaceros, 6. Madrid (Precios medio: 45 – 65 euros)
Para mí, una de las mejores aperturas de este 2023. El hermano de uno de mis restaurantes favoritos de Madrid, Puntarena, que trajo auténtica gastronomía mexicana a la ciudad. A mí me ha recordado mucho a uno de mis mexicanos favoritos de Nueva York, Cosme, si alguno lo conocéis ya me diréis si os ha pasado lo mismo. Aquí no hay guacamole, quesadillas o tequeños, sino una propuesta contemporánea de alto standing que viene a elevar el nivel de los mexicanos de la capital. Y todo el equipo es mexicano, que no sé si os pasa a vosotros, pero para mí es un punto que suma en un restaurante internacional.
Un total de 20 platillos con la firma de Federico Rigoletti inspirados por sus viajes por el mundo: primos italianos, abuela austriaca y veranos en las playas de México. Donde cada plato gira alrededor de un ingrediente, entrantes desde burrata hasta el pez limón, tacos de pulpo, jaiba (cagrejo), salmón o camarón rosarito y principales como el cordero o el cochinito pibil. Y éstos, todos ellos producto nacional, acompasados de aires gringos, con notas de chipotle, chile, frijoles, cilantro o moles. Un binomio perfecto entre España y México. La decoración en manos de JSa Arquitectura y la mixología está dirigida por Daniel Quezada, quien es originario de Oaxaca y la basa en productos naturales, principalmente derivados del agave. Aquí te puedes tomar la mejor margarita de Madrid, y creo que no me equivoco. ¿La sorpresa final? Su rooftop secreto en las alturas llamado 40/42, una locura de terraza que es mejor visitar para comprobarlo. Lo que te diga, es poco.
BAO LI
Calle de Jovellanos, 5. Madrid (Precios medio: 80 – 100 euros)
El último proyecto de María Li Bao y Felipe Bao, que rinde homenaje a la gran cocina cantonesa, con una carta llena de sabor e historia que conjuga a la perfección con la modernidad y la calidad del producto. La gastronomía ha sido siempre una forma de expresión dentro de la tradición cantonesa, un país con una cultura extensa y una historia milenaria, que se narra a través de cuidadas elaboraciones. La región de Cantón, la ciudad portuaria situada al noroeste de Hong Kong, destaca por su variedad, una tierra en la que el verde de sus montes y la riqueza de sus aguas dan como resultado una cultura gastronómica abundante y diversa.
Recetas tradicionales cantonesas, pero reinterpretadas por los hermanos Bao, que se alejan de todo lo que se haya replicado hasta ahora en la cocina occidental, y que nace de años de investigación, viajes y estudios. Con propuestas como los fideos artesanales de boniato con ibérico adobado, una receta original del pueblo Baoli, o su alta oferta en marisco, así como hilo de seda Bao Li black wagyu, xiao long bao de txangurro, xiao long bao ibérico con foie y trufa negra, cangrejo real con salsa de jengibre o canelones de arroz con langostinos en dos texturas. Destacan también sus carnes como el pato asado estilo cantonés, tradicional cantonés fortune chicken y magret de pato a baja temperatura.
El interiorismo corre a cargo de Jean Porsche, que ha creado un ambiente que recuerda al lujo de la china afrancesada, haciendo del espacio una experiencia desde que se pasa el umbral de la puerta.
TOKI
Calle de Sagasta, 28. Madrid (Precios medio: 109 – 139 euros)
Este local reivindica el tiempo y el espacio, el aquí y ahora. Toki precisamente significa tiempo, que se materializa en una elegante barra diseñada única y exclusivamente para 6 comensales dispuestos a viajar hacia el pasado de la mano de la innovación y tradición culinarias. Es el sexto restaurante del sumiller y empresario asturiano, Marcos Granda, que suma 5 estrellas Michelin en restaurantes como Nintai, en Marbella.
El chef, de origen japonés, Tadayoshi Motoa deleita tras la barra y ejecuta una danza sensorial milimétricamente perfecta, donde diseña dos menús degustación: a las 14.30 horas (109 €) y a las 21.30 horas (139 €), con dos únicos servicios al día de jueves a domingo. Es esencial la puntualidad dada la elaboración de un ingrediente clave como es el arroz, elegido de primera calidad, se elabora siguiendo tres recetas con aliños diferentes, desde el gusto más contemporáneo a la tradición más pura. Las propuestas varían semanalmente y, en función del producto, incluso diariamente. Para el chef es un reto trabajar con productos que nunca había trabajado, por ejemplo, espárragos blancos de Navarra o guisantes lágrima del Maresme. Maravilla ver cómo trabaja cada pieza de sushi, cómo mima el bonito, que madura y corta, solo la parte más excelsa, con maestría. La oferta gastronómica se acompaña con una magnifica bodega con una selección de champagnes, blancos de Borgoña y, naturalmente, sakes a la altura. En definitiva, los pequeños detalles. Lo sutil. Lo esencial. El aquí y el ahora.
CASA VITO
Calle de Juan Bravo, 43. Madrid (Precios medio: 25 – 30 euros)
Vito es un napolitano gordo y carismático, de los de cordón de oro, camiseta blanca y mandil con manchas de tomate, que nos abre las puertas de su casa en el barrio salamanca, nos proporciona un babero, cosa que nos da pistas de lo que nos espera, y nos invita a sentarnos a la mesa y a formar parte de la famiglia. Preparados y listos para degustar de la cocina casera y sencilla de la mamma, sobre los manteles de cuadritos blancos y rojos, donde se sirven pastas clásicas, como los espaguetis con albóndigas y tomate, su especialidad, y los negros con sepia, rape, chipirones y gambones, y pizzas de masa fina (margarita, cuatro quesos, de mortadela (emblema de la casa), diábola, con boloñesa y albahaca fresca…). Además, para compartir proponen el vitello tonnato o la focaccia de verduras. Y, para terminar, el tradicional tiramisú o tarta de queso con un toque ahumado.
Con capacidad para unos 100 comensales, este local está repartido en dos pisos, con varios ambientes: su cocina con mesas, su salón con biblioteca… Hay detalles como el caballo de tiovivo antiguo, la lámpara de araña y los papeles de pared que se quedan para el recuerdo. Además, cuenta con una terraza cerrada a pie de calle para disfrutarla todo el año. Uno de sus mejores momentos en Casa Vito es el #vitardeo, la cita es los sábados después de comer, cuando la sobremesa se alarga con una copa y música en directo. Y por las noches, arranca el piano-bar y un micrófono pasa por las mesas para que quien quiera se arranque a cantar. Un italiano informal en el que buena comida, música y diversión van de la mano.
NUNUKA
Calle de la Libertad, 13. Madrid (Precios medio: 30 – 35 euros)
¿Un restaurante de cocina georgiana en Madrid? Todo es posible en la Calle Libertad de Chueca, que como su propio nombre sugiere, da libertad a nuevas expresiones gastronómicas. Nunuka nos trae aires de la frontera de Europa y Asia y fusiona los gustos mediterráneos con los de Oriente Medio. Como yo, antes de ir te preguntarás de que va esta propuesta. Aquí priman los platos picantes, el uso de especias y base de panes, verduras, nueces o platos de carne. Sin dejarse llevar por los excesos y el exotismo, la propuesta es equilibrada y adaptada a cualquier comensal.
Su fundadora, Nino Kiltava, trabajaba en la embajada de Georgia y se lanzó con este proyecto y hacer gala de sus raíces. Para ello, ha contado con Ansón&Bonet y la decoración de Las 2 Mercedes. Ha querido rendir homenaje a su familia, específicamente a su abuela, artífice de las recetas. Los platos que tienes que probar son el Khachapuri, uno de los platos más icónicos que consiste en un pan plano horneado al momento y relleno de queso y una yema de huevo, el Khinkali, una masa cocida y rellena de diferentes combinaciones como la de carne picada y caldo, la mezcla aromática de hongos y hierbas o las de cremoso queso ricota, o el Badrijani Nigvzit, la tradicional berenjena rellena. También el Gebjalia, su queso relleno de tricota y salsa picante de hierbas con salsa de yogur, o el Kharcho Con Elarji, un suave guiso de gambas con queso, maíz. Sin dejar de probar algo de su parrilla, la carne es fundamental en Georgia y la elaboran con un sabor excepcional. La localización, ambiente de bistró y propuesta original hacen redondo este concepto que os recomiendo.
TICUÍ
Calle de Cedaceros, 6. Madrid (Precios medio: 45 – 65 euros)
Para mí, una de las mejores aperturas de este 2023. El hermano de uno de mis restaurantes favoritos de Madrid, Puntarena, que trajo auténtica gastronomía mexicana a la ciudad. A mí me ha recordado mucho a uno de mis mexicanos favoritos de Nueva York, Cosme, si alguno lo conocéis ya me diréis si os ha pasado lo mismo. Aquí no hay guacamole, quesadillas o tequeños, sino una propuesta contemporánea de alto standing que viene a elevar el nivel de los mexicanos de la capital. Y todo el equipo es mexicano, que no sé si os pasa a vosotros, pero para mí es un punto que suma en un restaurante internacional.
Un total de 20 platillos con la firma de Federico Rigoletti inspirados por sus viajes por el mundo: primos italianos, abuela austriaca y veranos en las playas de México. Donde cada plato gira alrededor de un ingrediente, entrantes desde burrata hasta el pez limón, tacos de pulpo, jaiba (cagrejo), salmón o camarón rosarito y principales como el cordero o el cochinito pibil. Y éstos, todos ellos producto nacional, acompasados de aires gringos, con notas de chipotle, chile, frijoles, cilantro o moles. Un binomio perfecto entre España y México. La decoración en manos de JSa Arquitectura y la mixología está dirigida por Daniel Quezada, quien es originario de Oaxaca y la basa en productos naturales, principalmente derivados del agave. Aquí te puedes tomar la mejor margarita de Madrid, y creo que no me equivoco. ¿La sorpresa final? Su rooftop secreto en las alturas llamado 40/42, una locura de terraza que es mejor visitar para comprobarlo. Lo que te diga, es poco.
BAO LI
Calle de Jovellanos, 5. Madrid (Precios medio: 80 – 100 euros)
El último proyecto de María Li Bao y Felipe Bao, que rinde homenaje a la gran cocina cantonesa, con una carta llena de sabor e historia que conjuga a la perfección con la modernidad y la calidad del producto. La gastronomía ha sido siempre una forma de expresión dentro de la tradición cantonesa, un país con una cultura extensa y una historia milenaria, que se narra a través de cuidadas elaboraciones. La región de Cantón, la ciudad portuaria situada al noroeste de Hong Kong, destaca por su variedad, una tierra en la que el verde de sus montes y la riqueza de sus aguas dan como resultado una cultura gastronómica abundante y diversa.
Recetas tradicionales cantonesas, pero reinterpretadas por los hermanos Bao, que se alejan de todo lo que se haya replicado hasta ahora en la cocina occidental, y que nace de años de investigación, viajes y estudios. Con propuestas como los fideos artesanales de boniato con ibérico adobado, una receta original del pueblo Baoli, o su alta oferta en marisco, así como hilo de seda Bao Li black wagyu, xiao long bao de txangurro, xiao long bao ibérico con foie y trufa negra, cangrejo real con salsa de jengibre o canelones de arroz con langostinos en dos texturas. Destacan también sus carnes como el pato asado estilo cantonés, tradicional cantonés fortune chicken y magret de pato a baja temperatura.
El interiorismo corre a cargo de Jean Porsche, que ha creado un ambiente que recuerda al lujo de la china afrancesada, haciendo del espacio una experiencia desde que se pasa el umbral de la puerta.
TOKI
Calle de Sagasta, 28. Madrid (Precios medio: 109 – 139 euros)
Este local reivindica el tiempo y el espacio, el aquí y ahora. Toki precisamente significa tiempo, que se materializa en una elegante barra diseñada única y exclusivamente para 6 comensales dispuestos a viajar hacia el pasado de la mano de la innovación y tradición culinarias. Es el sexto restaurante del sumiller y empresario asturiano, Marcos Granda, que suma 5 estrellas Michelin en restaurantes como Nintai, en Marbella.
El chef, de origen japonés, Tadayoshi Motoa deleita tras la barra y ejecuta una danza sensorial milimétricamente perfecta, donde diseña dos menús degustación: a las 14.30 horas (109 €) y a las 21.30 horas (139 €), con dos únicos servicios al día de jueves a domingo. Es esencial la puntualidad dada la elaboración de un ingrediente clave como es el arroz, elegido de primera calidad, se elabora siguiendo tres recetas con aliños diferentes, desde el gusto más contemporáneo a la tradición más pura. Las propuestas varían semanalmente y, en función del producto, incluso diariamente. Para el chef es un reto trabajar con productos que nunca había trabajado, por ejemplo, espárragos blancos de Navarra o guisantes lágrima del Maresme. Maravilla ver cómo trabaja cada pieza de sushi, cómo mima el bonito, que madura y corta, solo la parte más excelsa, con maestría. La oferta gastronómica se acompaña con una magnifica bodega con una selección de champagnes, blancos de Borgoña y, naturalmente, sakes a la altura. En definitiva, los pequeños detalles. Lo sutil. Lo esencial. El aquí y el ahora.
CASA VITO
Calle de Juan Bravo, 43. Madrid (Precios medio: 25 – 30 euros)
Vito es un napolitano gordo y carismático, de los de cordón de oro, camiseta blanca y mandil con manchas de tomate, que nos abre las puertas de su casa en el barrio salamanca, nos proporciona un babero, cosa que nos da pistas de lo que nos espera, y nos invita a sentarnos a la mesa y a formar parte de la famiglia. Preparados y listos para degustar de la cocina casera y sencilla de la mamma, sobre los manteles de cuadritos blancos y rojos, donde se sirven pastas clásicas, como los espaguetis con albóndigas y tomate, su especialidad, y los negros con sepia, rape, chipirones y gambones, y pizzas de masa fina (margarita, cuatro quesos, de mortadela (emblema de la casa), diábola, con boloñesa y albahaca fresca…). Además, para compartir proponen el vitello tonnato o la focaccia de verduras. Y, para terminar, el tradicional tiramisú o tarta de queso con un toque ahumado.
Con capacidad para unos 100 comensales, este local está repartido en dos pisos, con varios ambientes: su cocina con mesas, su salón con biblioteca… Hay detalles como el caballo de tiovivo antiguo, la lámpara de araña y los papeles de pared que se quedan para el recuerdo. Además, cuenta con una terraza cerrada a pie de calle para disfrutarla todo el año. Uno de sus mejores momentos en Casa Vito es el #vitardeo, la cita es los sábados después de comer, cuando la sobremesa se alarga con una copa y música en directo. Y por las noches, arranca el piano-bar y un micrófono pasa por las mesas para que quien quiera se arranque a cantar. Un italiano informal en el que buena comida, música y diversión van de la mano.
Calle de la Libertad, 13. Madrid (Precios medio: 30 – 35 euros)
¿Un restaurante de cocina georgiana en Madrid? Todo es posible en la Calle Libertad de Chueca, que como su propio nombre sugiere, da libertad a nuevas expresiones gastronómicas. Nunuka nos trae aires de la frontera de Europa y Asia y fusiona los gustos mediterráneos con los de Oriente Medio. Como yo, antes de ir te preguntarás de que va esta propuesta. Aquí priman los platos picantes, el uso de especias y base de panes, verduras, nueces o platos de carne. Sin dejarse llevar por los excesos y el exotismo, la propuesta es equilibrada y adaptada a cualquier comensal.
Su fundadora, Nino Kiltava, trabajaba en la embajada de Georgia y se lanzó con este proyecto y hacer gala de sus raíces. Para ello, ha contado con Ansón&Bonet y la decoración de Las 2 Mercedes. Ha querido rendir homenaje a su familia, específicamente a su abuela, artífice de las recetas. Los platos que tienes que probar son el Khachapuri, uno de los platos más icónicos que consiste en un pan plano horneado al momento y relleno de queso y una yema de huevo, el Khinkali, una masa cocida y rellena de diferentes combinaciones como la de carne picada y caldo, la mezcla aromática de hongos y hierbas o las de cremoso queso ricota, o el Badrijani Nigvzit, la tradicional berenjena rellena. También el Gebjalia, su queso relleno de tricota y salsa picante de hierbas con salsa de yogur, o el Kharcho Con Elarji, un suave guiso de gambas con queso, maíz. Sin dejar de probar algo de su parrilla, la carne es fundamental en Georgia y la elaboran con un sabor excepcional. La localización, ambiente de bistró y propuesta original hacen redondo este concepto que os recomiendo.
TICUÍ
Calle de Cedaceros, 6. Madrid (Precios medio: 45 – 65 euros)
Para mí, una de las mejores aperturas de este 2023. El hermano de uno de mis restaurantes favoritos de Madrid, Puntarena, que trajo auténtica gastronomía mexicana a la ciudad. A mí me ha recordado mucho a uno de mis mexicanos favoritos de Nueva York, Cosme, si alguno lo conocéis ya me diréis si os ha pasado lo mismo. Aquí no hay guacamole, quesadillas o tequeños, sino una propuesta contemporánea de alto standing que viene a elevar el nivel de los mexicanos de la capital. Y todo el equipo es mexicano, que no sé si os pasa a vosotros, pero para mí es un punto que suma en un restaurante internacional.
Un total de 20 platillos con la firma de Federico Rigoletti inspirados por sus viajes por el mundo: primos italianos, abuela austriaca y veranos en las playas de México. Donde cada plato gira alrededor de un ingrediente, entrantes desde burrata hasta el pez limón, tacos de pulpo, jaiba (cagrejo), salmón o camarón rosarito y principales como el cordero o el cochinito pibil. Y éstos, todos ellos producto nacional, acompasados de aires gringos, con notas de chipotle, chile, frijoles, cilantro o moles. Un binomio perfecto entre España y México. La decoración en manos de JSa Arquitectura y la mixología está dirigida por Daniel Quezada, quien es originario de Oaxaca y la basa en productos naturales, principalmente derivados del agave. Aquí te puedes tomar la mejor margarita de Madrid, y creo que no me equivoco. ¿La sorpresa final? Su rooftop secreto en las alturas llamado 40/42, una locura de terraza que es mejor visitar para comprobarlo. Lo que te diga, es poco.
BAO LI
Calle de Jovellanos, 5. Madrid (Precios medio: 80 – 100 euros)
El último proyecto de María Li Bao y Felipe Bao, que rinde homenaje a la gran cocina cantonesa, con una carta llena de sabor e historia que conjuga a la perfección con la modernidad y la calidad del producto. La gastronomía ha sido siempre una forma de expresión dentro de la tradición cantonesa, un país con una cultura extensa y una historia milenaria, que se narra a través de cuidadas elaboraciones. La región de Cantón, la ciudad portuaria situada al noroeste de Hong Kong, destaca por su variedad, una tierra en la que el verde de sus montes y la riqueza de sus aguas dan como resultado una cultura gastronómica abundante y diversa.
Recetas tradicionales cantonesas, pero reinterpretadas por los hermanos Bao, que se alejan de todo lo que se haya replicado hasta ahora en la cocina occidental, y que nace de años de investigación, viajes y estudios. Con propuestas como los fideos artesanales de boniato con ibérico adobado, una receta original del pueblo Baoli, o su alta oferta en marisco, así como hilo de seda Bao Li black wagyu, xiao long bao de txangurro, xiao long bao ibérico con foie y trufa negra, cangrejo real con salsa de jengibre o canelones de arroz con langostinos en dos texturas. Destacan también sus carnes como el pato asado estilo cantonés, tradicional cantonés fortune chicken y magret de pato a baja temperatura.
El interiorismo corre a cargo de Jean Porsche, que ha creado un ambiente que recuerda al lujo de la china afrancesada, haciendo del espacio una experiencia desde que se pasa el umbral de la puerta.
TOKI
Calle de Sagasta, 28. Madrid (Precios medio: 109 – 139 euros)
Este local reivindica el tiempo y el espacio, el aquí y ahora. Toki precisamente significa tiempo, que se materializa en una elegante barra diseñada única y exclusivamente para 6 comensales dispuestos a viajar hacia el pasado de la mano de la innovación y tradición culinarias. Es el sexto restaurante del sumiller y empresario asturiano, Marcos Granda, que suma 5 estrellas Michelin en restaurantes como Nintai, en Marbella.
El chef, de origen japonés, Tadayoshi Motoa deleita tras la barra y ejecuta una danza sensorial milimétricamente perfecta, donde diseña dos menús degustación: a las 14.30 horas (109 €) y a las 21.30 horas (139 €), con dos únicos servicios al día de jueves a domingo. Es esencial la puntualidad dada la elaboración de un ingrediente clave como es el arroz, elegido de primera calidad, se elabora siguiendo tres recetas con aliños diferentes, desde el gusto más contemporáneo a la tradición más pura. Las propuestas varían semanalmente y, en función del producto, incluso diariamente. Para el chef es un reto trabajar con productos que nunca había trabajado, por ejemplo, espárragos blancos de Navarra o guisantes lágrima del Maresme. Maravilla ver cómo trabaja cada pieza de sushi, cómo mima el bonito, que madura y corta, solo la parte más excelsa, con maestría. La oferta gastronómica se acompaña con una magnifica bodega con una selección de champagnes, blancos de Borgoña y, naturalmente, sakes a la altura. En definitiva, los pequeños detalles. Lo sutil. Lo esencial. El aquí y el ahora.
CASA VITO
Calle de Juan Bravo, 43. Madrid (Precios medio: 25 – 30 euros)
Vito es un napolitano gordo y carismático, de los de cordón de oro, camiseta blanca y mandil con manchas de tomate, que nos abre las puertas de su casa en el barrio salamanca, nos proporciona un babero, cosa que nos da pistas de lo que nos espera, y nos invita a sentarnos a la mesa y a formar parte de la famiglia. Preparados y listos para degustar de la cocina casera y sencilla de la mamma, sobre los manteles de cuadritos blancos y rojos, donde se sirven pastas clásicas, como los espaguetis con albóndigas y tomate, su especialidad, y los negros con sepia, rape, chipirones y gambones, y pizzas de masa fina (margarita, cuatro quesos, de mortadela (emblema de la casa), diábola, con boloñesa y albahaca fresca…). Además, para compartir proponen el vitello tonnato o la focaccia de verduras. Y, para terminar, el tradicional tiramisú o tarta de queso con un toque ahumado.
Con capacidad para unos 100 comensales, este local está repartido en dos pisos, con varios ambientes: su cocina con mesas, su salón con biblioteca… Hay detalles como el caballo de tiovivo antiguo, la lámpara de araña y los papeles de pared que se quedan para el recuerdo. Además, cuenta con una terraza cerrada a pie de calle para disfrutarla todo el año. Uno de sus mejores momentos en Casa Vito es el #vitardeo, la cita es los sábados después de comer, cuando la sobremesa se alarga con una copa y música en directo. Y por las noches, arranca el piano-bar y un micrófono pasa por las mesas para que quien quiera se arranque a cantar. Un italiano informal en el que buena comida, música y diversión van de la mano.
NUNUKA
Calle de la Libertad, 13. Madrid (Precios medio: 30 – 35 euros)
¿Un restaurante de cocina georgiana en Madrid? Todo es posible en la Calle Libertad de Chueca, que como su propio nombre sugiere, da libertad a nuevas expresiones gastronómicas. Nunuka nos trae aires de la frontera de Europa y Asia y fusiona los gustos mediterráneos con los de Oriente Medio. Como yo, antes de ir te preguntarás de que va esta propuesta. Aquí priman los platos picantes, el uso de especias y base de panes, verduras, nueces o platos de carne. Sin dejarse llevar por los excesos y el exotismo, la propuesta es equilibrada y adaptada a cualquier comensal.
Su fundadora, Nino Kiltava, trabajaba en la embajada de Georgia y se lanzó con este proyecto y hacer gala de sus raíces. Para ello, ha contado con Ansón&Bonet y la decoración de Las 2 Mercedes. Ha querido rendir homenaje a su familia, específicamente a su abuela, artífice de las recetas. Los platos que tienes que probar son el Khachapuri, uno de los platos más icónicos que consiste en un pan plano horneado al momento y relleno de queso y una yema de huevo, el Khinkali, una masa cocida y rellena de diferentes combinaciones como la de carne picada y caldo, la mezcla aromática de hongos y hierbas o las de cremoso queso ricota, o el Badrijani Nigvzit, la tradicional berenjena rellena. También el Gebjalia, su queso relleno de tricota y salsa picante de hierbas con salsa de yogur, o el Kharcho Con Elarji, un suave guiso de gambas con queso, maíz. Sin dejar de probar algo de su parrilla, la carne es fundamental en Georgia y la elaboran con un sabor excepcional. La localización, ambiente de bistró y propuesta original hacen redondo este concepto que os recomiendo.
TICUÍ
Calle de Cedaceros, 6. Madrid (Precios medio: 45 – 65 euros)
Para mí, una de las mejores aperturas de este 2023. El hermano de uno de mis restaurantes favoritos de Madrid, Puntarena, que trajo auténtica gastronomía mexicana a la ciudad. A mí me ha recordado mucho a uno de mis mexicanos favoritos de Nueva York, Cosme, si alguno lo conocéis ya me diréis si os ha pasado lo mismo. Aquí no hay guacamole, quesadillas o tequeños, sino una propuesta contemporánea de alto standing que viene a elevar el nivel de los mexicanos de la capital. Y todo el equipo es mexicano, que no sé si os pasa a vosotros, pero para mí es un punto que suma en un restaurante internacional.
Un total de 20 platillos con la firma de Federico Rigoletti inspirados por sus viajes por el mundo: primos italianos, abuela austriaca y veranos en las playas de México. Donde cada plato gira alrededor de un ingrediente, entrantes desde burrata hasta el pez limón, tacos de pulpo, jaiba (cagrejo), salmón o camarón rosarito y principales como el cordero o el cochinito pibil. Y éstos, todos ellos producto nacional, acompasados de aires gringos, con notas de chipotle, chile, frijoles, cilantro o moles. Un binomio perfecto entre España y México. La decoración en manos de JSa Arquitectura y la mixología está dirigida por Daniel Quezada, quien es originario de Oaxaca y la basa en productos naturales, principalmente derivados del agave. Aquí te puedes tomar la mejor margarita de Madrid, y creo que no me equivoco. ¿La sorpresa final? Su rooftop secreto en las alturas llamado 40/42, una locura de terraza que es mejor visitar para comprobarlo. Lo que te diga, es poco.
BAO LI
Calle de Jovellanos, 5. Madrid (Precios medio: 80 – 100 euros)
El último proyecto de María Li Bao y Felipe Bao, que rinde homenaje a la gran cocina cantonesa, con una carta llena de sabor e historia que conjuga a la perfección con la modernidad y la calidad del producto. La gastronomía ha sido siempre una forma de expresión dentro de la tradición cantonesa, un país con una cultura extensa y una historia milenaria, que se narra a través de cuidadas elaboraciones. La región de Cantón, la ciudad portuaria situada al noroeste de Hong Kong, destaca por su variedad, una tierra en la que el verde de sus montes y la riqueza de sus aguas dan como resultado una cultura gastronómica abundante y diversa.
Recetas tradicionales cantonesas, pero reinterpretadas por los hermanos Bao, que se alejan de todo lo que se haya replicado hasta ahora en la cocina occidental, y que nace de años de investigación, viajes y estudios. Con propuestas como los fideos artesanales de boniato con ibérico adobado, una receta original del pueblo Baoli, o su alta oferta en marisco, así como hilo de seda Bao Li black wagyu, xiao long bao de txangurro, xiao long bao ibérico con foie y trufa negra, cangrejo real con salsa de jengibre o canelones de arroz con langostinos en dos texturas. Destacan también sus carnes como el pato asado estilo cantonés, tradicional cantonés fortune chicken y magret de pato a baja temperatura.
El interiorismo corre a cargo de Jean Porsche, que ha creado un ambiente que recuerda al lujo de la china afrancesada, haciendo del espacio una experiencia desde que se pasa el umbral de la puerta.
TOKI
Calle de Sagasta, 28. Madrid (Precios medio: 109 – 139 euros)
Este local reivindica el tiempo y el espacio, el aquí y ahora. Toki precisamente significa tiempo, que se materializa en una elegante barra diseñada única y exclusivamente para 6 comensales dispuestos a viajar hacia el pasado de la mano de la innovación y tradición culinarias. Es el sexto restaurante del sumiller y empresario asturiano, Marcos Granda, que suma 5 estrellas Michelin en restaurantes como Nintai, en Marbella.
El chef, de origen japonés, Tadayoshi Motoa deleita tras la barra y ejecuta una danza sensorial milimétricamente perfecta, donde diseña dos menús degustación: a las 14.30 horas (109 €) y a las 21.30 horas (139 €), con dos únicos servicios al día de jueves a domingo. Es esencial la puntualidad dada la elaboración de un ingrediente clave como es el arroz, elegido de primera calidad, se elabora siguiendo tres recetas con aliños diferentes, desde el gusto más contemporáneo a la tradición más pura. Las propuestas varían semanalmente y, en función del producto, incluso diariamente. Para el chef es un reto trabajar con productos que nunca había trabajado, por ejemplo, espárragos blancos de Navarra o guisantes lágrima del Maresme. Maravilla ver cómo trabaja cada pieza de sushi, cómo mima el bonito, que madura y corta, solo la parte más excelsa, con maestría. La oferta gastronómica se acompaña con una magnifica bodega con una selección de champagnes, blancos de Borgoña y, naturalmente, sakes a la altura. En definitiva, los pequeños detalles. Lo sutil. Lo esencial. El aquí y el ahora.
CASA VITO
Calle de Juan Bravo, 43. Madrid (Precios medio: 25 – 30 euros)
Vito es un napolitano gordo y carismático, de los de cordón de oro, camiseta blanca y mandil con manchas de tomate, que nos abre las puertas de su casa en el barrio salamanca, nos proporciona un babero, cosa que nos da pistas de lo que nos espera, y nos invita a sentarnos a la mesa y a formar parte de la famiglia. Preparados y listos para degustar de la cocina casera y sencilla de la mamma, sobre los manteles de cuadritos blancos y rojos, donde se sirven pastas clásicas, como los espaguetis con albóndigas y tomate, su especialidad, y los negros con sepia, rape, chipirones y gambones, y pizzas de masa fina (margarita, cuatro quesos, de mortadela (emblema de la casa), diábola, con boloñesa y albahaca fresca…). Además, para compartir proponen el vitello tonnato o la focaccia de verduras. Y, para terminar, el tradicional tiramisú o tarta de queso con un toque ahumado.
Con capacidad para unos 100 comensales, este local está repartido en dos pisos, con varios ambientes: su cocina con mesas, su salón con biblioteca… Hay detalles como el caballo de tiovivo antiguo, la lámpara de araña y los papeles de pared que se quedan para el recuerdo. Además, cuenta con una terraza cerrada a pie de calle para disfrutarla todo el año. Uno de sus mejores momentos en Casa Vito es el #vitardeo, la cita es los sábados después de comer, cuando la sobremesa se alarga con una copa y música en directo. Y por las noches, arranca el piano-bar y un micrófono pasa por las mesas para que quien quiera se arranque a cantar. Un italiano informal en el que buena comida, música y diversión van de la mano.