ESTOS SON LOS 7 SITIOS TENDENCIA PARA COMER EN MADRID
Lo que yo disfruto con un lista de nuevos restaurantes no lo sabéis vosotros bien. Y más, si son como los que hoy os traigo: divertidos, diferentes y donde no hace falta dejarse el suelo para picotear algo. ¡Ahí los llevas!
Calle de Ferraz, 2. Madrid (Precio Medio: 25-30 euros)
Cocina en miniatura, pero con mucha solera es la nueva propuesta de Allard Petit, el hermano pequeño de Club Allard en versión chulesca, divertida e informal. Carta para madrileñear con propuestas castizas formato aperitivo en un entorno clásico. La puerta de enfrente del gran comedor de Allard, acoge un espacio diáfano y luminoso frente a una gran barra y un menú de bocados elegantes que acompañar con vermut propio de Allard. Destacan algunos platos como el Sándwich de steak tartar de lomo bajo con pan de croissant, la Gilda y Ensaladilla rusa, que no fallan y son propias de las grandes barras, Bravas muy bravas, Minibocata de pan brioche con panceta y chipotle, Don Pepe con ibérico de pluma, queso de oveja curado con yema de huevo y salsa teriyaki ¡Este bocado está tremendo! Como remate final, su Tarta de queso, de las suaves y cremosas. Pronto tendrán terraza y puede servir de antesala al comedor formal mientras picar algo a un precio asequible. Un acierto este concepto para acercar la alta gastronomía a un público más informal.
Calle de Alcalá, 55. Madrid (Precio Medio: 15-25 euros)
Bareto nace para recuperar el bar de Madrid de siempre y convertirse en punto de encuentro de madrileños y turistas a cualquier hora del día. Ubicado en el mismo local de la mítica y antigua cervecería de Correos a las orillas de nuestra querida Cibeles. Un local de los clásicos de la capital que desde mediados de 1920 y durante casi 60 años reunió a políticos, escritores y artistas y convirtió la tertulia en el mejor afterwork. Elespacio cuenta con una barra de mármol como protagonista, con una terraza privilegiada y se presenta como ese lugar de recreo cañí en el que se tiran bien las cañas, el suelo está lleno de servilletas de las que ensucian más que limpian y las recomendaciones se escriben en el espejo. Abierto todo el día todos los días del año, desde las 9 de la mañana hasta las 2 de la madrugada, disponible non-stop desde el desayuno hasta el copeo post-cena. Aquí, las cañas, vermús y vinos se combinan con imprescindibles como los Torreznos, las Bravas de Madrid, el Montado de calamares y el de ternera asada, los Flamenquines y el Matrimonio de anchoa y boquerón, así como un sinfín de tapas y raciones para picar.
Calle del Monte Esquinza, 39. Madrid (Precio Medio: 40 euros)
Juanita Brown toma su nombre en honor a una musa, un espíritu libre que disfruta de la vida, viaja por el mundo impregnándose de la cultura, gastronomía y placeres de cada país que visita. Y de esta forma, nace un restaurante de cocina española con alma del mundo, cuyos platos les hacen guiños a otras culturas, sus cócteles clásicos nos cuentan historias de otras épocas y su decoración nos invita a viajar a destinos glamurosos. Además, cuenta con una terraza acristalada, cuyos paneles se abren para disfrutar del buen tiempo. La carta es un paseo por los platos clásicos y actuales de la cocina española con pequeñas aportaciones internacionales, como por ejemplo, los Tacos mejicanos de chicharrones crujientes con pico de gallo y guacamole, las Croquetas de rabo de toro o el Aguacate braseado con salsa tzatziki y topping de manzana, para comenzar. El atún es el rey y Barbate su territorio, por lo que se recomienda siempre probar uno de las cuatro propuestas que hace el chef, como el Atún picante a la parrilla con polvo de maíz y crema de aguacate. El Ceviche de corvina es plato estrella y entre las carnes destaca el Solomillo Rossini con escalope de foie al Pedro Ximénez. En el aprtado dulce, destaca la Tarta árabe con almendra laminada y frutos rojos a la cabeza y para compartir. Además, la música es uno de los grandes alicientes de Juanita Brown, con una apuesta muy especial por las actuaciones en directo de música indie folk hasta el pop español de los 70 y 80 todos los viernes y sábados por la noche.
Calle de Velázquez, 47. Madrid (Precio Medio: 40 euros)
Como su propio nombre indica, entrar en el nuevo restaurante Ritual de Madrid, es casi adentrarse en un rito o en una ceremonia. Su interiorismo, donde se dan la mano lo natural, lo orgánico y lo tribal, sin renunciar al confort y la sofisticación, está firmado por el prestigioso Estudio de Javier Erlanz. En su concepto all day long se pueden vivir dos momentos muy diferenciados, el primero, bajo el nombre gastro & relax, abarca el desayuno, el aperitivo, la comida, el afterwork y la cena, con música e iluminación que proporcionan un espacio plácido y relajante. Pero al caer la noche, el espacio sufre una metamorfosis y llega el momento drink & dance a ritmo de DJ. En carta, cocina de mercado saludable y de raíces mediterráneas con técnicas e influencias internacionales de la cocina latina y asiática. Para empezar, unas ricas Croquetas caseras con salsa tártara spicy o unas sabrosas Gyozas de cerdo. De los principales, destaca el exótico Salmón laqueado con miso, cous cous con verduritas, piña y hierbas o el Risotto de trufa, porcini, setas y parmesano reggiano. De postre, sorprende las Migas de chocolate con helado de yogurt y espuma de leche. Mención especial a su divertida e innovadora variedad de cócteles de autor.
Calle del Pintor Rosales, 76. Madrid (Precio Medio: 55 euros)
Nexo es la unión entre la cocina tradicional con producto de temporada y la vanguardia, la elegancia del detalle se plasma tanto en los platos y en sus presentaciones como en la decoración del local. Más serio que los anteriores y con un precio más elevado, realmente merece la pena. Una carta breve, pero con personalidad y calidad. La bienvenida con algún aperitivo irresistible, como el trío de Gilda desestructurada con una esferificación de aceituna, Croqueta de jamón y Buñuelo de bacalao tipo brandada. Para continuar, alguna verdura de temporada como las Flores de alcachofas de Tudela en texturas con sopa de foie gras y emulsión de naranja sanguina. Para los carnívoros, el Steak tartar de solomillo con helado de mostaza y pan soplado, con un toque ahumado, el Crujiente de cochinillo con oreja, pepinos encurtidos y hoisin de fresa, con una cocción de entre 13 y 14 horas, o el Lomo alto argentino angus hecho a la brasa con papa canaria, mojo y kinoto. Entre los pescados, Lubina del Atlántico con arroz de gamba roja, un suavísimo Bacalao confitado con velo de miel, capuchino de avellanas y espuma de aromáticas o el Arroz cremoso de atún toro con guisote de tomate especiado, ventresca y aire de Idiazabal ahumado. Sus postres son también originales y atrevidos como la Burbuja de Gin Tonic con helado de mango y bayas de enebro.
Calle de de las Infantas, 28. Madrid (Precio Medio: 40-45 euros)
Latigazo combina elegancia y entretenimiento en un ambiente exclusivo. Un espacio donde no solo la gastronomía fusión peruano-japonesa y los soberbios cócteles de autor serán los protagonistas, también las distintas performances temáticas diseñados por Toni Espinosa, uno de los coreógrafos y director artístico más importante del territorio nacional. Su divertido y desinhibido show compuesto por varios bailarines, se puede disfrutar las noches de miércoles a domingo. La propuesta gastro fusión multicultural, está dirigida por Jorge Rodríguez, un chef inquieto y curioso que destaca por su atrevimiento a la hora de experimentar con productos frescos traídos directamente de Perú y quien mezcla los sabores y aromas más típicos del países andino y nipón. Imprescindibles, el Murasaki, un tiradito irresistible con quinoa, aguacate y leche de tigre de chirimoya, o la Ostra kuro, leche de tigre de aguaymanto, cocona, aceite de ají limo y cilantro, huevas de salmón y brotes. Ceviches como Kiro, con corvina, leche de tigre, ají amarillo, chipirón crocante, puré de boniato, cancha, choclo, yuyo y brotes de cilantro, platos calientes como Gohan Nikei, cerdito crocante, arroz jazmín, berenjena china y tirabeques al wok, plátano frito, brotes soja y char siu de maracuyá o carnes y pescados a la Robata, técnica milenaria que se traduce como la parrilla de los japoneses. También tienen una propuesta súper japo con algunos rolls y nigiris que conquistan, como el Niguiri de altura, con camarón, chalaquita, quinua crocante, huacatay y leche de tigre cau cau o el roll Osomaki, tartar de pesca del día, mayonesa de rocoto, ponzu, kimchi, pasta de sésamo, nori y brotes.
Calle de Gabriel Lobo, 26. Madrid (Precio Medio: 20-25 euros)
En realidad abrió el 2020 con el COVID, pero es ahora cuando está cogiendo empuje. Katz Madrid es un restaurante con influencias norteamericanas, europeas e israelíes. Su nombre es un homenaje al legendario templo del pastrami neoyorquino, de propiedad de la familia Katz, de la que el fundador, David Bibi, es miembro. Su eje central son las carnes ahumadas, donde su pastrami se postula como el mejor de la capital. Apuestan por el producto de cercanía y de producción ecológica, y sus elaboraciones son cosmopolitas de inspiración casera. La decoración recuerda a locales de los años 20 o 30 del siglo XX, con sus colores y sus tipografías antiguas. Con horario non-stop, desde las 8 de la mañana hasta las 12 de la noche, ofrecen desde desayunos con tostadas de pan de masa madre como la de Guacamole, huevo duro y salsa holandesa, surtido de Pancakes, tartas como la de Queso Donosti o el Brownie Katz con nueces, Croissants, Rogalaj (un rollo tierno de masa brioche y chocolate típico de la gastronomía israelí), el Cinnamon roll, o las Borekas (empanadillas de masa muy fina típicas de Oriente Medio). Y para comer o cenar, la carta cuenta con carnes ahumadas, suculentas y artesanales, como el clásico Pastrami o el Pastrami de pollo, el Hummus, ensaladas como la Tres Boles que contiene el propio hummus, una crema de berenjenas ahumada y otra de tomate, acompañadas de pan crujiente o la Ensalada Katz con tacos de pollo ahumado, bacon crujiente, parmesano y salsa. Además de contar con el restaurante, cuenta con dos obradores propios de pan sin y con gluten con servicio take away en la misma calle y un puesto en el mercado de San Antón.
Muy interesantes las propuestas