MARTÍN CÓDAX, GALICIA EN UNA BOTELLA
Digo adiós a las vacaciones.
Hasta pronto a esa maleta difícil de cerrar pero más aún de deshacer. Hasta pronto a esas comidas con sobremesa y sin reloj. Hasta pronto a puestas de sol que llegan con el bikini puesto. Hasta pronto a aviones que no da pereza coger. Hasta pronto a paseos por la playa y calas imposibles. Hasta pronto a ese libro que esperabas con impaciencia leer. Hasta pronto a carreras descalza por la playa. Hasta pronto Formentera, Ibiza, Mallorca o Londres.
Hasta pronto Rías Baixas. Y hasta pronto, Galicia.

Te quedas en mi recuerdo, y te digo también hasta pronto porque sé que antes o después, volveré. He tenido oportunidad de conocerte más de cerca este verano, gracias a una visita excepcional durante las vacaciones. Y una vez más, me has demostrado ser especial. Tus gentes, tus paisajes, tu gastronomía, sin duda te hacen ser única y siempre recomendable.

En concreto, he podido conocer la cuna del vino Albariño, ésta es, la histórica ciudad de Cambados en pleno corazón del Valle del Salnés, y que acoge Las Bodegas Martín Códax.

Su nombre, referencia al reconocido trovador del medievo gallego del que se conservan cantigas con notación musical original, es hoy en día sinónimo de autenticidad, calidad y magia. Porque hasta nuestros días han llegado sus hermosas composiciones en las que se ensalza la amistad, el amor galante y el embrujo del mar que baña tus costas.

Fue hace 30 años cuando estas bodegas dieron nacimiento, y hoy en día cuentan ya con 450 hectáreas de uva Albariño en parcelas de producción propiedad de los socios, productores independientes y un total de 550 familias que cultivan en el Valle.
Cualquiera que haya podido leer en profundidad mi blog, podrá constatar que soy una apasionada de este vino, y en concreto del producido en estas bodegas. No en vano, disponen del más extenso currículum de premios de Galicia y el reconocimiento unánime de la crítica internacional.
Así que no es de extrañar, que visitar la bodega, fuese para mí fue una vivencia única, en la que pude descubrir y aprender más sobre lo que este admirado vino esconde, además de conocer en detalle su proceso de elaboración.

Una vez obtenido el mosto, comienza el proceso de fermentación alcohólica que se lleva a cabo en unos depósitos de acero impresionantes con 30.000 litros de capacidad, hasta posteriormente ser estabilizado y embotellado.

Pero si algo me apasionó esa fue la degustación olfativa, con una increíble puesta en escena, donde pude comprobar que aunque mi favorito siga siendo el tradicional Martín Códax, la bodega propone otras variedades como Martín Códax Lías, con una crianza de diez meses, mejor blanco de España sin barrica, con lías sometidas a Battonage durante dos meses, o el Martín Códax Gallaecia, fruto de la utilización de uvas sobremaduras que resulta un vino albariño muy original, y para mí, diferente e insólito.

Además, pude conocer sus instalaciones ubicadas en un emplazamiento único con vistas impresionantes en la colina de Burgáns. Desde su impresionante terraza-lounge, se divisa el Valle del Salnés así como la Ría de Arousa, teniendo un enclave privilegiado para disfrutar de las puestas de sol y disfrutar de los conciertos que la bodega organiza todos los jueves de los veranos, los ya reconocidos como los Os Xoves de Códax.

También, disfruté de un paseo en una embarcación tradicional por la Ría de Arousa (Chasula Pesca) con visita a las bateas de mejillones, vieiras y ostras y una degustación de vinos durante el recorrido. Un verdadero placer obligado para cualquier turista que visite la zona.

Recorrer los viñedos tradicionales es otra de las opciones que también propone la bodega.

Paseé por las cepas de Torre Quintáns, y descubrí uno de sus pazos más representativos del cultivo de la uva acompañada por el equipo de viticultura (información de todos los recorridos aquí).

Y como complemento, aproveché para conocer tres de los restaurantes más reconocidos de la zona. El imprescindible de Yayo Daporta, con una Estrella Michelín, en el que disfruté de un menú degustación de autor con sabor a norte y una excelente matera prima.

Asimismo, el reconocido Loxe Mareiro, proyecto de Iago Pazos en Vilagarcía de Arousa, creadores de neoconcepto Abastos 2.0 en Santiago de Compostela, sin duda una experiencia inmejorable para el paladar, pero también para la vista con su increíble puesta en escena hacia el mar.

Y por último, uno de mis restaurantes fetiche en Sanxenso, el Restaurante Carmen, con un producto excepcional, marisco de primerísima calidad y una cocina a la que siempre imprimen cariño.

No hay duda, de que Martín Códax sigue siendo para mi emblema y punta de lanza de los vinos gallegos dentro de nuestras fronteras, pero también fuera. Porque lo que más me gusta de estas bodegas es que apuestan precisamente por la promoción de la cultura gallega, conformando la imagen de empresa como catalizadora de la tradición de la zona.
Porque la bodega es sinónimo, precisamente, de los valores gallegos: calidad, cercanía y autenticidad.
Volveré Martín Códax. Hasta muy pronto Galicia.