A QUINTA DA AUGA, ¿DISPUESTO A PERDER LA NOCIÓN DEL TIEMPO?
9 de agosto. Miércoles. 13h. Costa del Sol. Un hotel de playa, mi ordenador, el sonido de las teclas intercalado con el mar de fondo. Y yo.
He decidido resguardarme aquí este verano, con el fin de dedicar tiempo a mi pasión favorita: escribir. No miento si os digo que ser bloguera aficionada requiere una disciplina. Podría estar haciendo otras muchas cosas, tomar el sol en la playa, irme de mojitos con mis amigas o recorrer un país extranjero. Pero aquí estoy, ordenador en mano, dispuesta a relataros otra de mis experiencias gastronómicas.
Sin duda, la satisfacción que me da mi blog es directamente proporcional al esfuerzo que le dedico. Son muchas las alegrías que este hobbie me ofrece, y una de ellas es la de poder descubrir planes inesperados y a veces inaccesibles.
Y hoy os vengo a contar un viaje muy especial que tuve la oportunidad de vivir recientemente. Gracias a la hospitalidad del hotel A Quinta Da Auga, el único Relais & Châteaux que existe actualmente en Galicia. A finales del mes de junio pude disfrutar personalmente de uno de los planes más exclusivos que este hotel organiza periódicamente, la “Noite Meiga“ de San Juan, un día mágico ligado a una tradición tan arraigada en Galicia en la noche más larga del año.

Muchos ya sabéis de mi debilidad por Galicia, sus paisajes, gentes y gastronomía. Pero una vez más pude comprobar la amabilidad de la familia Lorenzo García, Luisa y José Ramón Lorenzo, propietarios del hotel A Quinta da Auga, y en concreto de su hija Luisa, Directora del hotel, que nos recibieron a nuestra llegada.
El hotel está ubicado en un paraje único al que fácilmente llegamos en coche tras aterrizar en el aeropuerto de Santiago de Compostela. Una antigua fábrica de papel de 1790 a 3 kilómetros del centro de la ciudad acogía este reducto de serenidad que se encuentra rodeado de un bosque de robles centenarios y a orillas del río Sar.
Con nada menos que más de 10.000m² de jardines, la entrada a la fiesta la hicimos por un bosque de bambú donde se ofrecían bebidas fue seguido del ritual de pedir un deseo para la quema posterior en la “Cacharela” u hoguera mágica de San Juan. Más tarde, llegó todo un despliegue de gastronomía gallega: empanadas, churrasco, sardinas en espeto o el tradicional pan de maíz para cerrar con el “aquellarre” y la queimada de esta noche tan especial llena de rituales con un auténtico “chamán” que nos protegió con sus conjuros de malos augurios purificándonos con el fuego de la hoguera.
Además, existe otra tradición que es la de macerar flores y plantas en agua esa noche con la que lavarse al día siguiente para rejuvenecer y en A Quinta da Auga nos dieron a cada invitado nuestra botella para seguir con tan bonita tradición.
Sin duda, se trata de uno de los eventos más exclusivos de este establecimiento único integrado sosteniblemente en el entorno natural que cumple a rajatabla con las “5 Ces” de la excelencia de su sello, Relais & Chateaux: carácter, cocina, calma, encanto (charm) y cortesía.

Sus instalaciones no son para menos reseñables, entremezclando lo clásico con lo moderno. La antigua nave de la fábrica acoge ahora medio centenar de habitaciones delicadamente decoradas con papel pintado, antigüedades, piedra…. las estancias no pueden ser más acogedoras y tranquilas. Algo que me encantó fue su sala de lectura y sus sofás chester junto a la chimenea así como un bar inspirado en los típicos bistrots franceses.

Además, el hotel cuenta con un spa totalmente acristalado con vistas a la naturaleza que está equipado con piscina caliente de hidromasaje, hamman, sauna finlandesa, baño turco, ducha de esencias y de contrastes, jacuzzi y flotarium. Un espacio con agua del Mar Muerto para sentir la gravedad cero con propiedades curativas y cosméticas de las aguas del lago salino.
Es impresionante el menú infinito de productos de alta cosmética, terapias o rituales de belleza que proponen.Medicina tradicional china con piedras energéticas, terapias faciales japonesas o ayurvédicas… un verdadero oasis para resetear cuerpo y mente.

Pero sin duda, y como no podía ser menos en este capítulo, su restaurante Filigrana merece mención aparte. En primer lugar por su espacio, pues la elegancia del hotel se destaca aun más si cabe. Cuenta con un salón principal, un reservado y una impresionante terraza exterior con vistas a sus frondosos jardines.

Y no es para menos, por su propuesta gastronómica. Si bien la calidad de la cocina local es por todos reconocida, en el restaurante se suma la mirada de autor por parte del chef Federico López Arcay, que ofrece una carta siempre basada en el mejor producto de temporada. No en vano, tras formarse en Santiago de Compostela, trabajó en el estrella Michelin Casa Marcelo en Galicia, o en el desaparecido Le Bearn de Ginebra donde compartió fogones con Jean-Paul Goddard. Un total de 17 años de trayectoria y aprendió que la técnica está al servicio de la materia prima y no al revés.

El cocinero se recrea en recetas tradicionales gallegas como la empanada, el lacón con grelos, el pulpo con cachelos o las filloas rellenas de arroz con leche pero aplicando un toque de vanguardia sin menosprecio del producto. Materia prima de proximidad y kilómetro cero seleccionada a diario pescados como la lubina salvaje de la ría, la merluza de pincho y el rape negro; mariscos de la ría como los erizos de mar y las centollas; verduras o legumbres como los brotes, la berza kale o por supuesto la patata gallega de la zona de Coristanco; o incluso la ternera procedente de vacas gallegas de campo. ¿El resultado? Además de sus clásicos gallegos, elaboraciones elegantes y sibaritas que dan muestra de la amplia despensa gallega como la crema de centolla de la ría, la merluza de pincho con cremoso de guisantes de temporada y salsa de tomate confitado, el rabo de ternera deshuesada que se presenta como un rulo envuelto en panceta ibérica y la hamburguesa de solomillo de vaca picada al estilo del steak tartar.

Una buena opción es pedir el menú degustación con 10 pases que van variando en función de la temporada. Además, la bodega cuenta con más de 70 referencias con una buena representación de los vinos gallegos. Por último, merece también mención en la oferta gastronómica de este hotel su obligado desayuno, con todo tipo de bollería local, embutidos de nivel y panes caseros.
En definitiva, A Quinta Da Auga es sin duda un hotel para olvidarse de la rutina donde sentir la hospitalidad gallega bien entendida, con la buena cocina del norte de siempre aderezada por dos elementos únicos: la belleza de un paisaje de cuento y la pasión depositada por la familia que lo hacen un hotel mágico. ¿Dispuesto a perder la noción del tiempo?
Dónde: Paseo de Amaia, 23 B. Santiago de Compostela
Precio medio: Habitación 150 euros con desayuno. Menú degustación 48 euros sin maridaje
Tel.: 981 534 636
Web: http://www.aquintadaauga.com/ / www.relaischateaux.com/es