SEXTO, EL ESTRENO DEL BARRIO DE JUSTICIA
Le conocí hace un año, en Tarifa. Me había ido de viaje a lo Telma y Louise con mi mejor amiga Ethel a un pequeño hotel boutique del todo recomendable, Hospedería Diez y Seis, y era nuestro último día de vacaciones. En el mismo momento en que le vi, con su iPad, en el desayuno, supe que era diferente. Había viajado solo, con la intención de hacer algo de kitesurf y leerse la guía de su inminente viaje a Australia.
Jaime es de esas personas que un día cualquiera se cruzan en tu vida, y que de una forma de otra sabes que permanecerán en ella. Tiene la virtud de ver detalles que nadie más ve, y que, como Amélie Poulain, le gustaría mirar detrás en el cine para ver la cara de los espectadores, hundir la mano en un saco de legumbres o partir el caramelo de la crema catalana con la cucharilla (me apasiona esta escena).
Su capacidad de ver la vida de forma diferente le hace especial. Y su habilidad para descubrir lugares desconocidos, curiosos u originales en un Madrid que late oculto me asombra. Por eso, desde aquel desayuno en Tarifa, hemos instaurado la tradición de cenar una vez al mes para intentar sorprendernos mutuamente con sitios nuevos. Tal es el caso de Sexto, la elección de Jaime para el mes de agosto, que abrió sus puertas el pasado lunes en la calle Fernando VI, y en el que estuvimos sin más tardar este fin de semana.
Y es que la cosa va de «seis». Junto al palacio de Longoria, la antigua discoteca Speakeasy ha pasado a ser un local de dos plantas que apunta sin duda a ser uno de los “must” de esta temporada. Un bar-coctelería en la planta inferior y comedor arriba recrean un establecimiento cálido, decorado con ladrillo visto, madera, sillas Eames (ya un clásico en los restaurantes que han abierto últimamente), un pequeño jardín vertical y tubos de climatización que le dan un cierto aire neoyorkino.
Tras el éxito del restaurante Triana de Narváez, los dos hermanos, Santiago en la sala y Javier en la retaguardia de la cocina, se han lanzado en este proyecto que llega al barrio de Justicia para quedarse, y que como el propio Santiago explica, “no queremos que sea un local de moda sino que se ofrezca cocina mediterránea de mercado con productos frescos y platos caseros”.
En los fogones está Frankie, chef que trabajó anteriormente en el restaurante Menta y Canela y que se abastece de la materia prima en los mercados de Ibiza y de Fernando VI, entre otros.
En la carta, gran variedad de entrantes, entre los que Santiago recomienda la sartén de huevos de corral con patatas y trufa negra. Nosotros nos decantamos por dos medias raciones, lo cual es estupendo que lo tengan en carta para probar varios platos, el salmorejo cordobés con ibérico y helado de queso de cabra así como las alcachofas a la parrilla salteadas con ibérico y virutas de foie casero.
El salmorejo estaba muy suave y para ser una media ración era muy generoso. Las alcachofas, también recomendables, aunque nos quedamos con ganas de probar otros platos como los buñuelos de Idiazábal o las croquetas de carabinero. Asimismo ofrecen ensaladas (de tomate raf con puntas de triguero plancha y lascas de parmesano o burrata con tomate concassé aromatizado y pesto) o cebiche de lubina en aliño de cítricos, por lo que la elección se hace complicada.
Como plato principal, proponen pastas y arroces (como el papardelle con boletus o risotto cremoso con setas de temporada y aceite de trufa blanca) y pizzas artesanas (me llamó la atención la cuatro quesos con Manchego, Idiazábal, Torta de Casar y Picón Tresviso).
Pero nosotros nos decantamos por elegir entre los platos del mar y de la tierra. Entre las especialidades, el tataki de atún rojo con mayonesa de wasabi o la merluza estilo “Frankie” con salsa Barquereña. Yo me decidí por el lomo de bacalao braseado con confitura de pimiento de Lodosa porque me encanta el contraste entre dulce y salado, y el lomo que me sirvieron era muy espléndido, maridaba muy bien con los pimientos y quizá le hubiese quitado algo de aceite porque acostumbro a tomar todo muy ligero pero estaba estupendo.
De la tierra, la especialidad es el lomo de buey trinchado con chalotitas confitadas y patata panadera así como el steak tartar al gusto con patata soufflé. Jaime eligió el gran escalope “Sexto” que venía con una guarnición de patatas y pimientos de padrón, y el plato hacía desde luego honor al nombre, porque aquella milanesa se salía por sus bordes.
Os recomiendo sin duda, que guardéis un hueco para pedir un postre, que los hace la mujer de Frankie, reconocida repostera. Probamos el surtido de tartas caseras el cual fuimos imposible de acabar, pero el flan de calabaza al queso “Idiazábal” y el Tiramisú son sus especialidades.
Respecto a la carta de vinos, no es muy extensa, pero tienen algunas referencias pintonas como el rueda que nos pedimos Perro Verde, curiosamente embotellado por la empresa Uvas Felices. Entre los riojas, algunos más originales como La Locomotora o más clásicos como Arzuaga, también Riberas como Legaris o Bosque Matasnos, alguna denominación de origen añadida (Priorat, Madrid o Mallorca, entre otras), e incluso una referencia de Nueva Zelanda, el Cloudy Bay. Y el pan, calentito y de diversos tipos, el de aceituna, rico, rico.
Además, prometen en breve organizar afterworks en su coctelería en manos de Eddie, que trae su experiencia de su etapa en La Turba, así como tener aparcacoches. Otra buena elección de Jaime, sin duda.
Precio medio: 30 a 35 euros.
Dónde: C. / de Fernando VI, 6
Tel.: 608 56 61 04
Web: http://www.thesexto.com
que buena pinta!!!Justo pase el otro dia por ahi y me genero curiosidad pero ahora al ver tu post me apetece mas ir!!!!
He ido ademas de la comida que me parece exquisita el lugar muy «in» atención acogedora, el sitio invita a volver. Si me gusto.
caro para lo que ponen, los postres son de risa.
Comida de lo más normalito,amparada en nombres sofisticados y no muy fresco alguna de sus ingredientes Parece, en algunos platos improvisación para sobresalir y es sólo nombre